El problema es el "progreso"

  • 0

Ricardo González Bernal

Coordinador del Programa Global de Protección de Article 19

@R1card0G0nzalez

El problema es el "progreso"

De entre todas las formas de defensa de derechos humanos, la defensa del medio ambiente es una de las más peligrosas. El último informe de Global Witness, dio cuenta de por lo menos 116 asesinatos de defensores de derechos ambientales alrededor del mundo. El informe además apunta que por lo menos el 40% del total de personas asesinadas, eran indígenas que actuaban bajo el mandato comunitario para repeler proyectos de minería, construcción de presas o de expansión de proyectos de monocultivo a escala internacional. La mayoría de los casos se concentran en Centroamérica y el Sudeste Asiático. Honduras concentró 101 de los 116 asesinatos registrados por Global Witness.

Un año más tarde, el 3 de marzo de 2016, conocimos del terrible asesinato de Berta Cáceres, lideresa indígena lenca, feminista y defensora del medio ambiente, en La Esperanza, Honduras. Cáceres fue una opositora activa al proyecto hidroeléctrico de Agua Zarca, lo que le valió constantes amenazas y acoso. Eventualmente le fue dictada una sentencia de prisión entre 2013 y 2014, la cual fue permutada por un arreglo de libertad condicional.

El infame asesinato de Berta nos confronta con la cruda realidad, un Estado hondureño incapaz de proteger a las personas bajo su jurisdicción y además aliado con las empresas trasnacionales cuyo modelo de negocios está basado en la depredación y explotación de los recursos naturales. Pero además nos confronta con una problemática más amplia y profunda, nos confronta con el hecho de que el modelo de producción (capitalista) tiene como piedra angular la devastación ambiental. Es así como pensadoras como Naomi Klein, aseguran que el capitalismo es el principal enemigo de un medio ambiente sano para la humanidad y el resto de los organismos que habitan el planeta.

La reticencia de varios sectores respecto al tema del cambio climático, no tiene que ver necesariamente con alguien que no quiera un medio ambiente sano, sino con el hecho de que hay sectores que se resisten a cambiar el modelo de producción, consumo, y en si el modelo mediante el cual nos relacionamos como humanidad con nuestro entorno. Aunque puede ser entendible un cierto nivel de desacuerdo, la realidad es que los sectores que se oponen de manera activa a reconocer la situación, están haciendo que la humanidad pierda un tiempo valiosísimo para atender la situación y adaptarnos.

Más allá de los propios miedos personales y colectivos, existe una amenaza cada vez mayor para la humanidad, una amenaza que trasciende “posibles” guerras nucleares, epidemias de virus apocalípticos, terrorismos transnacionales, entre otros. La realidad es que si confrontamos nuestras percepciones, con información objetiva, estadísticamente significante y corroborable, nos llevaríamos una gran sorpresa. El cambio climático, en gran parte producido por la humanidad y su modelo de producción, es la principal amenaza que enfrentamos como humanidad.

Durante todo el Siglo XX (y gran parte del XXI) nos han vendido la idea de que la civilización depende en gran medida de la capacidad de controlar o someter al medio ambiente. Partir en dos un cerro con la finalidad de que una autopista pueda pasar por en medio, inundar valles enteros con flora y fauna incluida, el desplazamiento forzado de personas que habitan tierras y territorios, para construir presas hidroeléctricas que generen más energía. La idea de progreso nos fue impuesta en todos los ámbitos de la convivencia humana (incluyendo el medio ambiente).

En aras del progreso destruímos ecosistemas enteros, aniquilamos a miles de culturas milenarias, destruimos conocimiento ancestral por no coincidir con los cánones occidentales. En nombre del progreso la humanidad ha cometido las atrocidades más escandalosas. El asesinato de Berta Cáceres es ejemplo de ello, igualmente, los casos de defensores ambientales en Guerrero, Oaxaca, Sonora y muchos otros estados en México.

En 1947 , en el Bulletin of American Scientists, preocupados por la amenaza nuclear, crearon el Reloj del Juicio Final para representar de manera simbólica el “fin de la humanidad” cuando las manecillas de ese reloj marcaran las 12 en punto. Diversos eventos han puesto las manecillas a minutos de grandes catástrofes, la bomba de hidrógeno, la crisis de los misiles en Cuba, Estados Unidos y Rusia, entre otros, sin embargo, para sorpresa de muchos, ese reloj fue fijado 3 minutos antes de las 12 horas, para el mes de enero del año 2015, para señalar los riesgos inherentes al cambio climático. Entre la justificación de esta decisión se encuentra el hecho de que 2014 fue el año más caluroso en los últimos 130 años, los otros 10 años más calurosos han tenido lugar en la primera década del Siglo XXI.

La amenaza es el cambio climático, el problema de fondo es la idea de progreso y el modelo de producción que lo sustenta.

Atrás A Contracorriente -11 de abril 2016- El origen de la Policía Comunitaria de Guerrero: CRAC-PC
Hillary Clinton, lo menos malo de lo malo
Siguiente Hillary Clinton, lo menos malo de lo malo
Entradas Relacionadas

Escribir comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *