El huerto (Juan Carlos Monedero en México)

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Por Víctor García Zapata

Director de la Fundación para la Democracia

@victorgzapata

 

 

 

 

Juan Carlos Monedero en México

 

 

Las dos jornada de intercambio que pudimos tener esta semana (9 y 10 de noviembre) con Juan Carlos Monedero fueron sumamente estimulantes para el análisis, el encuentro, el debate y la construcción de perspectivas no solo sobre Podemos y España, fundamentalmente lo fue para nuestro México.

En primer lugar pudimos constatar la potencia de un personaje de la época. Y de la coyuntura. Monedero se dejó venir a nuestro país en medio de una inédita campaña electoral caracterizada por el reacomodo y la reconfiguración, no solo de los puestos administrativos de representación popular, si no del tipo de plataformas y estructuras para la política.

Incomodo para los medios de comunicación, Juan Carlos gana mucho en el cara a cara. Él mismo podría ser la representación de la política ciudadana que poco a poco sustituye las bases clientelares y corporativas, requiere de buscar las maneras de asaltar los medios pero también de fortalecer los núcleos ciudadanos y comunitarios que constituyen la unidad básica de la política.

Intenta con sus presentaciones agitar y llamar a la acción, renombrar conceptos, convencernos de romper moldes y de insistir en que no hay formulas teóricas que resuelvan los dilemas que sólo la experiencia de la política puede enfrentar. Se coloca así mismo como catalizador de reflexiones y discusiones que ojalá lleguen a la acción.

El estilo y muchas de las afirmaciones de Monedero resultan pertinentes para el caso mexicano en tanto las dinámicas de representación y de gestión han moldeado de tal manera que ante todo se legitima el acartonamiento y lo aparentemente correcto y se inhibe lo genuino, lo creativo y el pensamiento independiente. El “sentido común” que todo lo tecnifica no ha hecho más que alejar la gestión de la militancia con la constante pretensión – constante disputa - de neutralizar sus capacidades de transformación social.

Interesado y conocedor de nuestro país, Monedero hizo varias consideraciones sobre cómo revertir esta situación de violencia, corrupción y desigualdad. Terminar con la reverencia y obediencia al poder fue una, y desencadenar movimientos populares con perspectiva articuladora, capaces de disputar las narrativas, y reconstruir, con base en los códigos éticos de la gente decente y programas de cambio radical, la vocación de gobierno.

Si bien encontró en Por México Hoy una iniciativa referente y confirmó la interlocución y las consideraciones que desde hace tiempo ha tenido con Cuauhtémoc Cárdenas, Monedero fue cuidadoso pues sabe y lamenta que el signo de la izquierda mexicana sea la fragmentación y la dispersión. No en pocas ocasiones se refirió a rescatar las enseñanzas del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, del #YoSoy132, y se mostró interesado en saber por donde van los pasos de Morena y el zapatismo. Lo cierto es que para ser justos nadie puede atribuirse o abrogarse la palomita del profesor Monedero. Lo suyo fueron claves para el análisis transversal y útil para la autocrítica de todas las organizaciones y todos quienes nos movemos en el campo de la oposición democrática al neoliberalismo.

Quedan para seguir discutiendo con Monedero muchas de las cuestiones que pone sobre la mesa. Diera la impresión que su insistencia en recolocar las coordenadas del debate en “arriba y abajo”, para sustituir el antagonismo entre “izquierda y derecha”. Por la propia trayectoria que ese discurso ha tenido en México, necesitan en lo inmediato complementarse con base en demandas y horizontes programáticos mucho más concretos y simultáneamente articuladores. Nosotros insistimos en la necesidad de una nueva constitución.

Queda para el debate, también, la relación que habrá de establecerse entre las izquierdas autónomas, algunas de las cuales coincidieron de forma estimulante en el reciente Congreso de Comunalidad, realizado en la BUAP, y quienes de alguna manera, con y sin perspectiva electoral, nos estamos planteando la necesidad de disputar el sentido común de competencia para construir una nueva mayoría política y social cuyo carácter solidario se exprese en los espacios de lo público. Generó una interesante critica a la hipótesis populista – tan cacareada en México como procedimiento vacío para una supuestamente exitosa campaña electoral – y debate con Holloway y la izquierda marginal que rechaza gobernar. Sostener esa posición plantea el reto de no caer en la arrogancia hegemonista y pragmática que muchas veces ha terminado por construir un centro funcional al conservadurismo. Toca, más bien, sustituir la fallida premisa socialdemócrata de “tanto Estado como sea necesario, tanto mercado como sea posible,” por una similar a: “tanto Estado como sea necesario, tanta comunidad y colectividad como sea posible”.

En fin. podemos celebrar, y aprovechar, que en Monedero hemos encontrado a un compañero genuinamente preocupado por nosotros y vehemente convocante a la recuperación de la acción política capaz de aterrizarse en su tiempo y contexto, sin formulas que le quiten la creatividad, que recupere lo hecho por los viejos y que de paso a nuevas formas de indignación e inspiración.

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