Tigre comió gatito o de cómo el IFT claudicó a su facultad regulatoria

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Aleida Calleja

Coordinadora de Advocacy del Observatorio Latinoamericano de Regulación, Medios y Convergencia

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Tigre comió gatito o de cómo el IFT claudicó a su facultad regulatoria

Al más viejo estilo de la clase política que intenta minimizar temas controvertidos, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) emitió hasta el viernes 2 de octubre por la noche su comunicado sobre la resolución del Pleno para determinar que el Grupo Televisa (GTV) NO tiene poder sustancial en el mercado de televisión de paga, ya sea por satélite o por cable. Su principal argumento es que otras empresas aumentaron su número de suscriptores hasta en un dos por ciento.

Tan deslumbrante análisis, apoyado por cinco de los comisionados, con el voto en contra de las comisionadas María Elena Estavillo y Adriana Labardini, pateó sin mayor rubor los estudios preliminares de su Unidad Investigadora, que concluyó que GTV ejercía poder sustancial de mercado en televisión restringida en 2 mil 124 municipios y que, tras la compra de Cablecom y Telecable, este poder se había incrementado en 99 y 63 municipios respectivamente. Eso quiere decir que esa empresa es uno de los pocos proveedores del servicio en el 87 por ciento de los municipios existentes en el país.

Esta escandalosa concentración en una de las plataformas que tiene el mayor potencial en la convergencia tecnológica por permitir dotar de servicios de triple play (tv, telefonía fija e Internet), fue inicialmente posible gracias al artículo transitorio 9º de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión (LFTR) que restringió la facultad regulatoria del IFT al impedirle intervenir en determinadas concentraciones, con lo cual se le abrió la puerta grande a Televisa para ir de shoping y comprar sistemas de cable: Grupo Cable TV (Cablecom), el 14 de agosto de 2014; y Cablevisión Red (Telecable), el 9 de junio de 2015, por lo que ahora domina el 60 por ciento de ese mercado.

No obstante la pifia legislativa aprobada por el Congreso en 2014, el IFT aún tenía un margen para fomentar la competencia en este mercado ya que el mismo artículo 9º transitorio ordena al instituto investigar concentraciones en un plazo no mayor a 90 días naturales, para determinar si tienen poder sustancial de mercado e imponer las medidas que considere necesarias a fin de proteger la competencia; sin embargo, la resolución del Pleno el pasado 30 de septiembre, en el sentido de que Televisa no tiene poder sustancial de mercado, sepultó esa capacidad regulatoria que la ley le dio y se maniató a sí mismo, pues no le podrá imponer una regulación asimétrica que le impida abusar de su posición dominante en los mercados.

Con esta decisión, el órgano regulador “autónomo” vuelve a dar la espalda a los consumidores y a las audiencias en beneficio de la principal televisora del país, cancelando la posibilidad de crear mejores condiciones de competencia en el sector de la televisión de paga, que incluye internet, y afectando a millones de mexicanos.

Este regalo del IFT a Televisa, le permite seguir absorbiendo sistemas de cable locales y regionales, hacer prácticas monopólicas relativas y seguir controlando el sector audiovisual en detrimento del pluralismo y la diversidad, pues hay que recordar que la empresa detenta el 50 por ciento de la televisión abierta y el 94 por ciento de la audiencia nacional; es el principal productor y distribuidor de contenidos audiovisuales en habla hispana, lo que le facilita imponer sus contenidos por sobre sus competidores, empaquetar canales de televisión y servicios de publicidad comercial, que ya de suyo acapara junto con TV Azteca en un 99 por ciento, asfixiando a otros medios de comunicación electrónicos.

Al haber menor competencia, los usuarios de los municipios que no tengan otras opciones de cable o satélite tendrán que asumir el aumento de tarifas, el empaquetamiento de servicios que los obliguen a contratar forzosamente telefonía, internet y televisión, sin que puedan optar por solo uno de ellos, y además tendrán que ver los mismos contenidos de la televisora en estas plataformas ya que esa empresa impone la transmisión de sus propios canales desde los paquetes básicos.

Con la resolución del IFT, Televisa podrá continuar comprando operadores y aumentando su participación en el mercado con acciones agresivas que desplazarán sobre todo a las medianas y pequeñas empresas locales y regionales sin que pueda ser sancionada por ello. En pocas palabras, se le dio más poder a quien es ya de suyo poderoso.

En pocas palabras, la determinación del IFT va en detrimento de la competencia y el pluralismo al que están obligados los Estados para generar condiciones de garantía de la libertad de expresión, el derecho a la información y el bienestar de las mayorías.

De nada nos sirve contar con un órgano autónomo si no es capaz de poner límites a los intereses de particulares, afectando a millones de mexicanos. El IFT le debe una explicación a la sociedad mexicana sobre su actuación, por ignorar los estudios de su Unidad de Investigación, por claudicar a su facultad reguladora y por omitir su mandato establecido en los artículos 6 y 28 de la Constitución.

Atrás Promo Periodistas de a Pie - 08 de octubre 2015 - En memoria de Rubén Espinosa y Relatos de Ayotzinapa
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