Los berrinches de Basañez salen muy caros

  • 0

J. Jesús Esquivel

Corresponsal de la revista Proceso en Washington

@JJesusEsquivel

Los berrinches de Basañez salen muy caros

Washington – No cabe duda que los funcionarios públicos del gobierno de Enrique Peña Nieto son demasiado insensibles a la crisis económica por la que atraviesa el país, y porque se sienten tocados por dios y bendecidos por el Grupo Atlacomulco, sus caprichos nos están saliendo muy caros a los mexicanos.

Miguel Basáñez, el nuevo embajador de México ante el gobierno de Estados Unidos, y tal vez el más inexperto en toda la historia de la relación diplomática, le demostró en Nueva York a su jefa, Claudia Ruiz Massieu, que ser “amigo” de Peña Nieto y de la familia del presidente tiene sus privilegios. ¡Claro!, a cuenta del erario público y no del bolsillo del berrinchudo profesor universitario a quien el uniforme de diplomático -dicen en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE)- le queda muy grande.

En uno de sus primeros actos como embajador en Estados Unidos, Basáñez viajó de Washington a Nueva York el pasado 26 de septiembre, para integrarse al equipo que acompañó a Peña Nieto durante su visita a la Gran Manzana para participar en la 70 Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU).

Como se hace en este tipo de visitas, la SRE y el Estado Mayor Presidencial (EMP), con mucha anticipación, se encargan de resolver los asuntos de logística, como la renta de las habitaciones en hoteles para los funcionarios mexicanos, que en un evento de esta naturaleza es lo que menos debe importar a un funcionario público. Mas no como lo demostró Basáñez a los más novatos en los temas bilaterales y multilaterales.

A cargo de la seguridad y la logística de un viaje del presidente, el EMP rentó habitaciones en el hotel Marriot Renaissance, ubicado en el número 130 de la calle 57 East, para que pasaran la noche subsecretarios de Estado, el embajador Basáñez y funcionarios de menor nivel. Mientras que a Peña Nieto y a los secretarios de Estado, el EMP los colocó en el superhotel de lujo St. Regis, en el número 2 de la calle 55 East.

Cuando Basáñez llegó a Nueva York y se dio cuenta de que a él lo habían enviado a un hotel de menos lujo y lejos de Peña Nieto, se indignó y, como si fuese secretario de Estado, le hizo un fuerte reclamo a Ruiz Massieu la mañana del domingo 27 y unas horas después de la llegada de Peña Nieto a la ciudad.

Las fuentes que atestiguaron la anécdota y que hicieron el favor de contármela, relatan que Basáñez, iracundo, le dijo a la sobrina de Carlos Salinas de Gortari que por qué lo habían “refundido” en un “hotel de segunda” y “lejos del presidente”.

La también novicia en los temas diplomáticos y jefa de Basáñez, le respondió al flamante embajador en Washington que ella no era la responsable de las reservaciones de los hoteles. Le aclaró que, por “instrucciones del EMP”, los subsecretarios y personal de menor nivel se estaban hospedando en el Marriott Renaissance.

Sin hacer el menor caso a lo que le dijo su jefa, y sintiéndose con el poder que le da aparentemente ser amigo de Peña Nieto y del padre de éste, Basáñez se mudó ese mismo domingo al St. Regis.

Al aprendiz de embajador no le importó que el hotel que dejaba no reembolsaría al erario mexicano los 500 dólares que cuesta la renta de la habitación, ni que su berrinche significaría gastar otros 1500 dólares por día, que es lo que pagamos los mexicanos por cada noche que durmieron en ese hotel Peña Nieto y sus secretarios de Estado.

El lunes 28 de septiembre, el presidente de México habló ante la 70 Asamblea General de la ONU. Su discurso se concentró en advertir a la comunidad internacional de los “riesgos del populismo” para las naciones democráticas.

Ese mismo día, Peña Nieto salió de Nueva York hacia el estado de Chiapas, pero el profesor Basáñez se quedó en la Gran Manzana porque tenía que estar presente en la reunión que se celebró el miércoles 30 entre el Secretario de Estado de los Estados Unidos, John Kerry, y la sobrina de Salinas de Gortari.

Si hacemos cuentas, el berrinche de Basáñez nos costó a los mexicanos por lo menos 6 mil dólares, si sumamos los 500 dólares de la habitación en el Marriott Renaissance, que se perdió y que ya nadie ocupó, a los 1500 dólares que costó la noche en el St. Regis. Esto, a reserva de que Basáñez solamente haya pasado tres noches en el hotel de superlujo de Nueva York: la del domingo 27, la del lunes 28, y la del martes 29. Pero si se le ocurrió quedarse en Nueva York hasta la noche del miércoles 30, pues habría que sumar otros 2 mil dólares, y a como está el billete verde en su cotización frente al peso, pues es obvio que nos salió muy costoso el capricho del bisoño profesor universitario.

Insensibles también, como son en Los Pinos, al despilfarro y la corrupción de los funcionarios públicos, Basáñez se salió con la suya en Nueva York. Pero ahora que se entere Peña Nieto de que un ex embajador en Washington, a quien odia personalmente el presidente, es quien está manipulando al profesor en la embajada de México, seguramente sí arderá Troya.

 

 

EXPO Buitres
Atrás EXPO Buitres
El huerto (8 de octubre 2015)
Siguiente El huerto (8 de octubre 2015)
Entradas Relacionadas

Escribir comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *