El antídoto

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Ricardo González Bernal

Coordinador del Programa Global de Protección de Article 19

@R1card0G0nzalez

 

 

El antídoto

 

A Zaratustra Vázquez, constructor de memorias lúdicas

La memoria es el antídoto para muchos de los males que nos aquejan como sociedad y como especie. Nos permite aprender, reinventar, nombrar aquello que dejó de existir pero cuyos efectos perduran. No estoy de acuerdo, por ejemplo, con la definición que hace el humorista alemán Jean Paul cuando señala que “la memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados”. Resulta difícil sostener la idea de que recordar, es decir, arrastrar el pasado a nuestro presente, puede ser calificado como un paraíso o siquiera como algo placentero.

Construir nuestra memoria de manera colectiva duele, incomoda.

En tanto acto político, la memoria puede lograr incorporar todo aquello que ni las urnas o las instituciones de gobierno quieren siquiera nombrar. Ahí están los ejemplos de las Madres de la Plaza de Mayo, en Argentina, que durante décadas se han rehusado a aceptar la resignación que desde el Estado argentino se les ha querido imponer a cambio de justicia. Su voz lo ha combatido todo, hasta a quienes dentro de su propia organización han querido claudicar, por lo que son un referente inquebrantable de los y las ausentes.

La construcción de memoria es un acto público, y por tanto requiere ocupar de manera momentánea o definitiva el espacio público, la calle. El Centro de Memoria Histórica en Colombia, una institución que se convirtió en un espejo para que las víctimas, sobrevivientes y familiares se reconocieran a sí mismos. El impulso que el Centro ha dado a la paz es innegable, porque no hay paz posible si no hay primero memoria.

Un ejemplo de ello es Berlín, una ciudad que hoy ha recuperado su brillo y en cuyas calles se pueden encontrar placas, monumentos y señalizaciones que nos recuerdan permanentemente las atrocidades cometidas durante el régimen nazi.

Del ejemplo berlinés podemos pasar al antimonumento recientemente erigido en la esquina de Paseo de la Reforma y Bucareli, el cual hoy es flanqueado por un pequeñísimo maizal. Su fuerza no recae exclusivamente en la estética sino también en el hecho de que ha nadie se le pidió permiso para montarlo y éste existe como un rechazo permanente a la impunidad disfrazada de “verdad histórica”. Es tanta su fuerza que al Gobierno de la Ciudad de México no le ha quedado más que respetarlo.

¿Quién se acuerda del pálido monumento a las víctimas de la guerra contra el narcotráfico erigido durante el sexenio de Calderón? Tal vez nadie, y eso se debe a que fue creado para olvidar.

La memoria es el preámbulo de la justicia.

Esa es la naturaleza avasallante de la memoria, que doblega a instituciones y poderes establecidos. Construye en las calles la justicia que es negada en las cortes. Eso es precisamente lo que sucedió el pasado sábado cuando las calles de la Ciudad de México fueron ocupadas por las demandas dignas e inquebrantables de los padres y madres de los 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, a un año de su desaparición.

Nosotros, los otros, los que también salimos a las calles, sólo fuimos acompañantes de los padres y madres de los estudiantes. Y ese acompañar tomó miles de formas distintas, desde la voz de estudiantes, indígenas, artistas y sindicalistas, hasta la forma de una madre que empujando la carriola en donde llevaba a su hija coreó la cuenta del 1 al 43, una y otra vez, hasta llegar al Zócalo. Las fuentes y los charcos se tiñeron de rojo. Las paredes pálidas del Senado de la República asumieron los colores de pintura que algún manifestante arrojó para intervenir el símbolo gélido de las instituciones que nos gobiernan.

El sábado, como cada vez que la gente se encuentra en la calle para expresarse, pasó algo extraordinario. Construimos una capa más de memoria para revertir las campañas mediáticas de impunidad y olvido. Para derretir los glaciares de indiferencia de quienes nos gobiernan.

No olvidamos, no perdonamos. Nuestra memoria está floreciendo y así habrá de allanar el camino a la justicia.

Video- En memoria de Zaratustra:

Sonido Changorama - Cumbia en Caso de Emergencia Nuclear

https://www.youtube.com/watch?v=y78yzRQj_Xo

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