La Caja de Pandora guerrerense

  • 0
Tamaño de fuente:
Imprimir

Obsesionado en cerrar a como dé lugar el caso de las desapariciones forzadas de los 43 normalistas de Ayotzinapa, el gobierno federal ha perdido una tras otra todas las batallas internacionales que ha entablado.

     Enceguecidos, sus operadores diplomáticos y legislativos comenten pifia tras pifia. Una y otra vez, se han subido al cuadrilátero para tratar de desprestigiar a los forenses argentinos, a algunos de los más reconocidos organismos de derechos humanos del planeta, a diversas comisiones de Naciones Unidas y a los eurodiputados. En cada uno de estos combates les ha ido muy mal.

   El saldo final provisional de este pulso es fatal para la administración de Enrique Peña Nieto. Su explicación sobre lo sucedido el 26 y 27 de septiembre en Iguala no sólo no convence a nadie fuera del país sino que levanta grandes desconfianzas.

   Derrotado en los foros internacionales, el gobierno federal ha optado por tratar de ganar espacio dentro del país. Su apuesta es condenar al olvido los hechos y polarizar el conflicto, aislar de aliados claves a los familiares, estrangular a los organismos de intermediación que buscan darle un cauce pacífico al problema y preparar una salida de fuerza.

     La inminencia de los comicios del próximo 7 de junio y la decisión de los padres y del Movimiento Popular Guerrerense de boicotearlos acelera la posibilidad de esta salida represiva.

     Para preparar el terreno, el gobierno federal ha emprendido una ambiciosa operación de calumnias en los medios de comunicación. Su objetivo es tratar de contrarrestar la innegable autoridad moral de los padres de los desaparecidos asociándolos a la insurgencia armada que existe en Guerrero desde hace muchos años. Por lo pronto, ha tratado de golpear a los grupos de derechos humanos que funcionan como abogados y puentes entre las partes en el conflicto como Tlachinollan, el centro de derechos humanos Miguel Agustín Pro, Serapaz y la Red Guerrerense de Organismos Civiles de Derechos Humanos. Asimismo, pretende enfrentar al movimiento de los 43 con fuerzas significativas que les han dado cobertura y respaldo dentro de la Iglesia Católica, presentando a sacerdotes comprometidos con la pastoral social como agentes de las guerrillas.

     En esta ruta busca responsabilizar, al menos parcialmente, a las protestas sociales en curso del mal desempeño de la economía. Apenas el pasado 18 de febrero, el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, redujo las expectativas de crecimiento del país en medio punto, en relación a lo previsto hace tres meses.

     Durante la conferencia de prensa donde presentó el Informe Trimestral del organismo que preside, el doctor Carstens explicó esta disminución en el crecimiento económico como resultado del impacto negativo de la reducción en los precios del petróleo, la volatilidad macroeconómica y “la situación de deterioro social en algunos puntos del país, como Acapulco y Oaxaca”. Añadió que “en diferentes encuestas que hacemos a empresarios también reportan esto como un factor que ha afectado su actividad”.

     Y, para que no quedara duda de lo que el gobernador del Banco de México estaba anunciando en la lectura de su informe, el general Salvador Cienfuegos, secretario de la Defensa, advirtió que las fuerzas armadas han sido desprestigiadas sin pruebas para dañar la confianza de la población. El presidente Peña Nieto lo secundó y dijo que la honorabilidad del Ejército no está bajo sospecha.

     Incapaz de exorcizar el fantasma de Iguala presentando pruebas y argumentos a los cuestionamientos que se le hacen a su versión de los hechos y a la absurda pretensión de presentarla como la “verdad histórica”, el gobierno federal acaricia la idea de reprimir al movimiento y descabezarlo. Ya no se trata solamente de hacerlos culpables de la falta de salud de la economía del país sino, también, de sus graves problemas políticos. El masivo desplazamiento de tropas a varios municipios de esa entidad sureña y la golpiza a los normalistas en Tixtla este 2 y 3 de junio anuncian lo que el gobierno se trae entre manos.

     Guerrero ha sido el epicentro de grandes gestas liberadoras nacionales. En su territorio se consumó la Independencia. Allí comenzó la Revolución de Ayutla contra la dictadura de Antonio López de Santa Ana. El zapatismo y el agrarismo radical de la Revolución de 1910-1917 gozaron en sus tierras de cabal salud. Las luchas cívicas contra el caciquismo y el autoritarismo florecieron en sus municipios durante la década de los sesenta y setenta del siglo pasado. El estigma de la guerra sucia de 1969-1979 puso en el centro de la agenda política nacional la lucha contra las desapariciones forzadas. Si el gobierno federal pretende ignorar esta realidad y buscar una salida violenta abrirá una moderna Caja de Pandora de consecuencias imprevistas.

"Aquí está mi libro todo arrugado y lleno de sangre"
Atrás "Aquí está mi libro todo arrugado y lleno de sangre"
Siguiente Artistas por la paz
Entradas Relacionadas

Escribir comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *