El aniversario de la desgracia histórica

  • 0

J. Jesús Esquivel

Corresponsal de la revista Proceso en Washington

@JJesusEsquivel

 

 

 

El aniversario de la desgracia histórica

Washington – Este 26 de septiembre se cumple el primer aniversario de una “desgracia histórica”, durante el cual los familiares de los 43 jóvenes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, han vivido sumergidos en la insensibilidad del gobierno de Enrique Peña Nieto y entre la polarización de la sociedad, por un asunto de violación a los derechos humanos que marcará un antes y un después en la historia criminal y trágica de México.

La forma en que el gobierno federal ha querido zanjar un crimen masivo con la simple declaración del exprocurador Jesús Murillo Karam, de que la versión oficial es la “verdad histórica” pese a la obviedad y las evidencias de que la investigación gubernamental es una farsa, pretende encubrir complicidades y corrupción.

La tragedia y desgracia de las familias de los 43 normalistas no se puede terminar ni calmar con una mentira histórica que lo único que pretende es esconder un crimen y proteger a unos criminales.

La complicidad del gobierno federal con el estatal, el municipal y el crimen organizado para encubrir uno de los crímenes más grotescos en la historia del país, pretende acallar una violación de derechos humanos y un dolor humano con el argumento de que los jóvenes están muertos y sus restos desaparecidos para siempre.

Las madres de los 43 normalistas jamás aceptarán la versión del gobierno de Peña Nieto, y menos por el contexto con el cual quiere que las madres y padres se resignen con una versión oficial que ante los ojos de la sociedad nacional e internacional es inconcebible.

Lo más lamentable es que algunos medios de comunicación de México pretendan endosar a la sociedad civil la mentira histórica del gobierno, para asumirla como la verdad inapelable, y que también pretendan minimizar la denuncia y exigencia legítima de las madres y padres de los normalistas, acusando a los medios independientes de seguir un guión que no tiene fundamentos. La campaña de desprestigio por parte de los medios de comunicación al servicio de Peña Nieto, sobre las conclusiones de los forenses argentinos y los expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que desenmascararon la farsa del gobierno mexicano, es una burla a la independencia de la libertad de expresión.

El presunto involucramiento de militares en un caso de violación a los derechos humanos, sucedido con los normalistas de Ayotzinapa, no es ajeno al tipo de crímenes que cometen los elementos marciales (militares). Tampoco lo es la intervención de la Presidencia para manipular las evidencias o inventar peritos, con el único propósito de defender y solapar a las fuerzas armadas.

Un gobierno que se queda sin credibilidad como el de Peña Nieto, sin el apoyo incondicional de las fuerzas armadas -a costa del solapamiento de crímenes y violaciones a los derechos humanos-, podría ser objeto de un Golpe de Estado por parte de los jefes bélicos en un intento por recuperar el control del país y del Estado.

Ayotzinapa marca un antes y un después en la historia de dolor de la situación de los derechos humanos en México. Nunca antes de una manera tan burda y deshumanizada, el gobierno federal había intentado borrar de la mente de las familias afectadas y del resto de la sociedad del país, la vida de 43 JOVENES ESTUDIANTES.

Quemados en una pira y sus cenizas tiradas al río, son el lema gubernamental con el que pretende conformar a 43 madres.

El país exige justicia por lo menos para intentar calmar el dolor inagotable de lo que significa para una familia la pérdida violentada de uno de sus miembros, más aun cuando se trata de un joven estudiante. El gobierno de Peña Nieto, por más que quiera, no puede ocultar la corrupción por narcotráfico que hay a todos los niveles gubernamentales ni en las fuerzas de seguridad.

La fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera confirmó a nivel internacional lo que todos los mexicanos ya sabíamos, que el de Peña Nieto es un gobierno que adolece de honestidad y que padece de corrupción incontrolable.

Es vergonzoso que, a un año de la tragedia, las madres de los 43 normalistas de Ayotzinapa recurran a los centros de apoyo en el extranjero para exigir justicia. Pero es más lamentable que el gobierno, con el apoyo de los medios de comunicación que tiene a su servicio, quiera ocultar una tragedia histórica que exhibe a un país plagado de violencia, injusticia y corrupción.

Atrás ¿Quién es el principal responsable de lo que ocurrió en Iguala?
Siguiente ¿Qué sientes cuando escuchas Ayotzinapa?
Entradas Relacionadas

Escribir comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *