Aniversarios del olvido

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Daniel Gershenson

Director de Al Consumidor A.C. y Alarbo A.C.

@alconsumidor

Aniversarios del olvido

El 19 de septiembre pasado se cumplieron 30 años exactos de un sismo cuyas consecuencias se sienten todavía; sacudimiento -en todos los sentidos del término- del que aún no poseemos, como sociedad, una relación de víctimas, que remeció al sistema en 1985, con ecos en 1994, en el 2000, 2006, 2012 y ahora; que provocó el fin del Priato en el Distrito Federal a partir de 1997 (e, indirectamente, el interregno panista que duró dos sexenios), y que prefiguró tres años después de la devastación unas elecciones desaseadas como las de 1988, que llevaron a Carlos Salinas de Gortari a la Presidencia tras mediocre y pusilánime sexenio autoritario de Miguel de la Madrid, escondido y complaciente en los días inmediatamente posteriores a la tragedia.

Muchas madejas parecidas a la del terremoto permanecen irresueltas, y vuelven a inquietar con el actual repliegue por parte de Enrique Peña Nieto y su gabinete de cualquier aceptación de responsabilidades por diversos crímenes, en cuya comisión participa -como antes y siempre- el estado de indefensión institucional en el que nos hallamos hoy día.

Nos aproximamos al primer aniversario de la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa, operada por agentes del Estado en Iguala, Guerrero, el 26 de septiembre de 2014, sin que se sepan los motivos reales de la misma o el paradero de los jóvenes. Para el gobierno, la verdad está dicha, y el demoledor Informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) sólo confirma, desde su visión parcial e interesada, que las hipótesis previamente compartidas con la opinión pública y los medios afines sobre la “verdad histórica” de Murillo Karam son inapelables.

Para aquellos sectores sociales que buscan dar vuelta a la página y acceder a niveles más altos de exigibilidad en el servicio público, las noticias recientes no son buenas: más bien, apuntan a retrocesos difícilmente imaginables en la resaca de la transición electoral.

Como instructivo corolario, podríamos remitirnos a la historia de los héroes ciudadanos, muchos de los cuales trascienden al anonimato y tienen nombre, y que podrían ocupar lugares de excepción en la memoria colectiva; pero #estamosenMéxico, donde su única sentencia o destino es la indiferencia y la deshonra.

No merecen el olvido La Pulga y la agrupación de Topos http://bit.ly/1Jj2exm, que se abocaron a salvar vidas desde el mismísimo 19 de septiembre de 1985 y lo han seguido haciendo sin interrupción en muchos otros lugares del mundo. Tampoco El Cayetano y sus compañeros en situación de calle http://bit.ly/1KeIugF de la Colonia ‘Y’ Griega de Hermosillo, quienes ingresaron a la Guardería ABC ese aciago 5 de junio de 2009, en un intento por rescatar de las llamas a la mayor cantidad posible de niños en esa trampa mortal.

Un día dieciocho de septiembre, pero en el cada vez más distante 2009, el laminero Esteban Cervantes Barrera iba rumbo a su casa, después del trabajo, en un vagón de la línea 3 del Metro de la capital. En cuanto el transporte hizo alto en la estación Balderas, don Esteban alcanzó a divisar a un hombre empistolado que disparaba contra la multitud que ahí se encontraba. Sin pensarlo dos veces, el Héroe de Balderas se abalanzó sobre Luis Felipe Hernández Castillo (un demente que había ya acribillado al policía bancario Víctor Manuel Miranda Martínez), y en el forcejeo que se produjo entonces salvó muchas vidas ofrendando la suya propia. Fue un acto desinteresado que debería de darse a conocer ampliamente.

Pasó el tiempo y nada se hizo para preservar el recuerdo.

Apenas un sexenio más tarde, el gobierno del Distrito Federal conmemora el atentado y el sacrificio de dos personas que murieron evitando una masacre, con la develación de un mural que, para ser sinceros, revela los resortes demagógicos de un sistema diseñado para deshonrar sistemáticamente y no decir nada http://bit.ly/1KuKPme. Algunos medios señalan que funcionarios participantes en el deslucido evento aparentemente hicieron entrega de ‘diplomas y reconocimentos postmortem’ a familiares de los occisos. El compromiso de nombrar dos vagones del Sistema de Transporte Colectivo con los nombres de estos dos héroes, sigue sin cumplirse. Campea el oportunismo y la amnesia oficial: el deseo de dar vuelta definitiva a la página y ocuparse de temas importantes como el saqueo de la ciudad.

Las gacetillas pagadas por el GDF incluyen esta imagen, con todo y edecanes.

Foto 1

Foto 2

El mural se intitula ‘La Violencia frente a la Indiferencia’ (¿o será, Indiferencia frente a la Violencia? El orden de los factores aquí sí altera el producto) y fue encargado a un destajista especializado en satisfacer las buenas conciencias de la Alta Burocracia mexicana http://bit.ly/1PgzLxl.

Puntualiza el comunicado repartido a la prensa para el propósito, con más mentiras piadosas:

A causa del incidente, ambas instituciones [STC y la Policía del DF] han trabajado de forma coordinada para prevenir situaciones de riesgo. Para ello, se han reforzado los sistemas de seguridad con detectores de metal para evitar el ingreso de armas de fuego, el no acceso a vendedores informales a la red y la disposición de mil 800 policías que vigilan las 24 horas del día’.

No hay peor torpeza que la que niega reconocer sus obvios rezagos. Sin vuelta de hoja: tendrá que ser labor de la sociedad active, el rescate de la memoria y de nuestros héroes olvidados.

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