Enseñanza insensible

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J. Jesús Esquivel

Corresponsal de la revista Proceso en Washington

@JJesusEsquivel

Enseñanza insensible

 

Washington – Enrique Peña Nieto y su secretario de Educación, Aurelio Nuño, demostraron una vez más que pertenecen a una élite política y social totalmente desconectada de la realidad del país.

 

“Aprendan a aprender”, la frase célebre de la dupla atlacomulquense con la cual pretenden incentivar la reforma educativa, los exhibe como ignorantes de la realidad del país.

 

Si me permiten, es ofensivo que Peña Nieto y Nuño digan eso a los niños mexicanos, quienes por décadas han estado abandonados en los salones de clase por la insensibilidad de los gobiernos. De todos, priistas, panistas, perredistas y demás colores que existen en nuestro pantanoso sistema político.

 

La carencia de una educación pública apropiada en México se palpa en nuestra realidad económica. La grilla de los sindicatos de maestros y los intereses políticos de nuestros gobernantes, son la mancuerna que por décadas ha mantenido a los niños mexicanos bajo un sistema educativo que no les ofrece un futuro promisorio.

 

No se necesita ser investigador para saber que los actuales figurines de nuestra realidad política, del sector empresarial y de la academia, son, en su mayoría, personas que como Peña Nieto o Nuño nacieron en cuna de oro y se educaron en sistemas educativos privados, desde el kinder hasta la universidad. Muchos de estos privilegiados tienen maestría o doctorados de universidades prestigiosas de Estados Unidos o Europa. Y no es resentimiento contra los afortunados, es un simple dato de la realidad.

 

Muy lejos quedó de los niños mexicanos la ilusión que de ser como Benito Juárez, lejos quedó la ilusión de que por medio de la educación pública del país se pueda lograr un éxito como el que logró el Benemérito de las Américas. Cierto es que tenemos un sistema de becas bastante benévolo, lo grave es que muchos de los que obtienen las becas gubernamentales pertenecen incluso a la sociedad política y elitista del país, que económicamente no necesitarían el subsidio para terminar una carrera profesional, de posgrado o doctorado en México o en el extranjero.

 

El presidente Peña Nieto debería aprender a enseñar con el ejemplo, y no pedir a los niños y a sus padres que “aprendan a aprender”. El Secretario de Educación y su jefe viven en otro planeta, en otro México, en aquel que sólo conocen ellos.

 

Cuán lamentable y dolorosa es la realidad de la educación pública en México. Hace algunos años, en Ciudad Juárez, platiqué con un grupo de niños de entre 8 y 14 años edad, quienes trabajaban como halcones y vendedores de droga de grupos criminales dedicados al narcotráfico en esa tierra fronteriza, varios de esos niños habían dejado la escuela primaria o la secundaria porque no le veían futuro al estudio.

 

“Aquí (en el narcotráfico) gano dinero, tengo armas y me respetan, para qué estudio si ya sé leer. Tengo un primo que estudió para licenciado y anda trabajando aquí en Juárez de taxista y se piensa ir para el otro lado (Estados Unidos) a ganar dólares. Yo gano más que él en el taxi”, me contó Luis, un niño de 11 años de edad que se dedicaba a repartir droga en una bicicleta. Hace poco más de un año que pregunto por Luis, me contaron que había desaparecido unos meses después de que lo conocí.

 

Antes de dar lecciones, Peña Nieto y Nuño tendrían que aprender, antes de pretender enseñar. México requiere y merece una reforma educativa porque nuestra realidad económica y social la exige, tal y como exigimos a nuestros gobernantes que sean más humildes, que enseñen con el ejemplo.

 

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