Y sí, Cuba va.

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Alejandro Mosqueda Guadarrama

Camarógrafo y documentalista

Facebook: Moga Aleko

En el oriente de Cuba se encuentra la provincia de Santiago de Cuba y ahí el Cuartel Moncada, que en la década del 50 era el segundo destacamento militar más importante. Un grupo de jóvenes encabezado por Fidel Castro Ruz, atacó el Moncada el 26 de julio de 1953, con la intención de iniciar una revolución que diera fin al gobierno golpista del general Fulgencio Batista.

Con un gobierno y clase alta que tenían puestos los ojos en el “American way of life” y entregados totalmente a los intereses del gobierno, empresarios y la mafia estadounidenses, Cuba se había convertido en el lugar de esparcimiento, recreación y divertimento de los gringos, a costa de la explotación y pobreza de la mayoría del pueblo. Películas como “Havana” (1990), de Sydney Pollack, con Robert Redford y Lena Olin, desde la mirada hollywoodense, pintan de forma muy superficial parte de esta situación.

El asalto al Cuartel Moncada fue realizado por un grupo de 135 mujeres y hombres revolucionarios, jóvenes del Partido Ortodoxo, y termina en un fracaso militar para las aspiraciones de este grupo. La reacción de la dictadura de Batista fue una represión sin límites: persecución, tortura y asesinato; censura total en medios de comunicación y suspensión de garantías constitucionales, entre otras medidas.

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La fecha del 26 de julio se toma como el inicio de la lucha revolucionaria cubana para derrocar al dictador Batista. El 1 de enero de 1959 triunfa el movimiento revolucionario y se inicia un proceso de cambio de rumbo en la forma de gobernar, poniendo como objetivo primordial la atención a las demandas básicas de la población para elevar su calidad de vida. El 16 de abril de 1961, Fidel Castro declara el carácter socialista de la revolución. Por otra parte, como signo de dónde estaba puesto el interés del nuevo gobierno cubano, el Cuartel Moncada fue convertido en escuela. El 23,6 % de la población adulta era analfabeta.

El gobierno de EUA inició una serie de acciones políticas y económicas para aislar y terminar el proceso revolucionario cubano. El bloqueo a Cuba empezó a resentirse en el ánimo y la vida cotidiana de los cubanos.

Han pasado mas de 5 décadas desde el triunfo de la Revolución Cubana y las tareas que enfrenta para satisfacer las necesidades de su población y fortalecer el desarrollo económico del país, continúan.

A propios y extraños sorprendió el anuncio del 17 de diciembre de 2014 de un restablecimiento –paulatino- de relaciones con EUA, que se concretó el 20 de julio del 2015 con un paso muy significativo: la apertura de la embajada de Cuba en EUA y la de este país en la isla. Seguramente, esto podrá acelerar los cambios internos que se vienen implementando desde que Raúl Castro asumió oficialmente el poder el 24 de febrero del 2008. Sin dejar de atender la necesidad que tuvo el proceso revolucionario de “cuidarse las espaldas”, protegerse y consolidarse, ante el acoso de EUA, los cambios eran necesarios desde hace muchos años, me parece. Éstos han empezado a dar otra dinámica a la sociedad cubana.

La Revolución Cubana puso especial atención en la educación y la salud. Realizó en 1961 una campaña de alfabetización que redujo al 3.9 % el analfabetismo en ese mismo año. La película “El Brigadista” (1977), dirigida por Octavio Cortázar, retrata esa campaña de alfabetización. Actualmente, el 99,8 % de la población sabe leer y escribir. El 100% de niñas y niños van a la escuela, que por ley es obligatoria y gratuita. Varios cuarteles militares desde el triunfo de la revolución fueron convertidos en centros escolares. Por otra parte, se le dio un impulso sin precedentes a las artes y cultura en general; siendo tradicionalmente tierra de grandes artistas en diferentes disciplinas, se inició un “boom” cultural.

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El sistema de salud cubano es considerado uno de los mejores del mundo, destacando por su excelencia y su eficiencia. La tasa de mortalidad infantil es la más baja de América Latina. Cuba ha logrado el acceso universal a la salud para toda la población sin costo alguno. Demostrando con esto que no es exclusivamente cuestión de recursos, programas o planificación, sino más bien de voluntad política y acertados programas de prevención y atención. En 1959 la esperanza de vida era de 58 años, actualmente es de 79.

Cada 26 de julio hay fiesta en Cuba, un pueblo que, de por sí, requiere poco para hacerla en cualquier mes, semana o día. Un pueblo muy alegre, bullanguero, bailador con ritmos como el son montuno, la guaracha, el bolero, el mambo, la guajira, el guaguancó, o con ritmos más recientes; un pueblo que no requiere sobremesas para extenderse por horas y horas en la plática o echar “la ficha” para alcanzar la madrugada. El pueblo cubano tiene mucho que festejar, pero también mucho por lograr. Existen problemas para satisfacer cabalmente y para ofertar una variedad de productos alimenticios que sean accesibles a la mayoría de la población. En el caso de la vivienda, debido a los bajos recursos económicos y materiales es casi nulo el arreglo y mantenimiento. Sin embargo, la revolución ha logrado que más o menos un 95% de la población tenga vivienda propia.

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Depende de la fuente que se consulte, la cifra de presos políticos o de conciencia -según- en Cuba podría andar alrededor de los 60. A diferencia de Mexico, la corrupción, represión y violencia del sistema cubano no arroja eventos como los del 2 de octubre de 1968, Acteal, Aguas Blancas, San Salvador Atenco o, más recientemente, Guardería ABC, Tlatlaya, Ayotzinapa, Ostula o Nochixtlán entre otros, y ni de cerca se vive en Cuba una situación de miles de desaparecidos, secuestrados y asesinados por la lucha gubernamental contra el narcotráfico, cifra que anda alrededor de 100 mil personas en casi 10 años. Ni qué decir de los objetivos de las reformas impulsadas en Cuba y las impulsadas en México: por allá tratando de fortalecer y resguardar su soberanía y atendiendo las necesidades de su pueblo, y acá en México sirviendo a los intereses de los capitales nacionales o extranjeros, en forma encubierta, disimulada o con “letra chiquita”, con los grandes medios de comunicación y sus comunicadores gastando tinta y tiempo aire en presentar los “beneficios” de esas reformas y omitiendo o descalificando los movimientos de resistencia y protesta que se han generado. El magisterial es el más claro ejemplo.

Como dice cantando Pablo Milanés respecto a su país: “No vivo en una sociedad perfecta…”, y así es. Aún hay metas que alcanzar y en eso están gobierno y pueblo cubano. Mientras acá en México seguimos caminando por plazas comerciales, pensando en el aparato nuevo que queremos comprar; en darnos o no de alta en el Seguro Popular. En México, en muchas ocasiones nos encontramos pidiendo (a la suerte, a Dioses, Santos ,Vírgenes o no sé a quién) que no se enferme de “algo grave” ningún ser querido, por las dificultades que hay para acceder a servicios de salud de calidad; también nos hacemos los disimulados perdiendo nuestra vista en la pantalla del celular, "pixeleando" y haciendo difuso al indigente que pide ayuda o volteamos la vista a ningún lado para hacer invisible tanta miseria que hay en calles o golpeando el cristal de nuestro carro en alguna esquina; en otras ocasiones estamos escuchando música, de una isla que nos dicen se muere bajo una "cruel dictadura" de una revolución -nos dicen los grandes medios de comunicación-, pensando en encontrar la fórmula para poder pagar la renta o la colegiatura del próximo mes; o vamos sonriendo buscando la felicidad por horas y horas en el internet (algo que tienen muy limitado las cubanas y los cubanos, gracias a las acciones del bloqueo). Otras más, vamos preguntándonos de qué será la marcha o plantón que se atraviesa en nuestro camino, retrasando la llegada a nuestro destino; a veces vamos caminando, gritando consignas, exigiendo justicia o la renuncia de algún funcionario o concretamente del presidente en turno.

La situación que el bloqueo gringo y la caída del campo socialista generó en la isla (racionamiento, falta de materiales, partes y repuestos para todo tipo de aparatos y maquinaria, etc.), propició que el ingenio del pueblo cubano se desarrollara haciéndose experto en composturas, arreglos y adaptaciones. Los autos clásicos siguen transitando, se ven por todas partes de la isla y son uno de sus atractivos.

Pienso en el 26 de septiembre del 2014 de Ayotzinapa y me da coraje, rabia y tristeza con un sentimiento de impotencia.

Pienso en el 26 de julio cubano y me digo “…pues sí, Cuba va”.

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