Reportan graves violaciones a derechos humanos en frontera sur
Por Paola Atziri Paz
“Amenazas, criminalización, trata, desapariciones, secuestros, robos, asaltos, tratos crueles e inhumanos, tortura y asesinatos masivos” es a lo que se enfrentan a diario mujeres, migrantes y defensores de derechos humanos que cruzan la frontera entre México y Guatemala, así lo señaló la Misión Internacional de Observación de los Derechos Humanos en la Frontera Guatemala-México (MODH).
La misión, conformada por 24 observadores originarios de países como Colombia, El Salvador, Ecuador, España, Estados Unidos, México y Canadá, además de 30 acompañantes pertenecientes a diversas organizaciones, se dividió en dos rutas para documentar lo que viven hombres y mujeres que cruzan la frontera sur mexicana.
Ambos grupos salieron de la ciudad de Guatemala; uno de ellos partió hacia Quetzaltenango, Huehuetenango, La Mesilla, y ya del lado mexicano hacia Frontera Comalapa, Tapachula, Suchiate, Acacoyagua, Mapastepec, Tonalá y Arriaga. El otro grupo siguió la ruta hacia Cobán, Sayaxché, Santa Elena, y del lado mexicano rumbo a Tenosique, Palenque, Salto de Agua y Ocosingo, encontrándose los dos grupos en San Cristóbal de Las Casas, donde este miércoles dieron a conocer los hallazgos de la misión.
En un recorrido a través de 30 lugares y 2,211 kilómetros de la región transfronteriza, entrevistaron y documentaron los testimonios de 70 organizaciones y aproximadamente 1600 personas afectadas por la violencia contra migrantes y refugiados, la violencia de género y el despojo, “entre los que se encontraron pueblos de las etnias mam, quiché, q’anjobal, kakchiquel, tseltal, tsotsil, tojolabal, zoque, chol y mestizos”.
“Haciendo un recuento de todo lo observado, encontramos en la región transfronteriza patrones comunes de intensificación de un modelo de desarrollo basado en la acumulación económica a partir del despojo de los bienes naturales de los pueblos, el incremento de la movilidad humana a partir de la violencia estructural y generalizada, y de la violencia específica que sufren las mujeres”, señalaron los organizadores mediante un comunicado.
La migración de las personas y de las comunidades locales se da principalmente por dos motivos, según lo indica la MODH. Primero, los megaproyectos mineros, energéticos y de infraestructura generan la invasión y despojo acelerado del territorio de los pueblos indígenas, dañan los ecosistemas y precarizan la vida y salud de los habitantes. Segundo, la ineficiencia de los Estados para asegurar el desarrollo integral de los pueblos indígenas, obliga a su desplazamiento, y ante su incapacidad de controlar los flujos migratorios que provocan, las autoridades “aumentan la presencia militar, de puestos y retenes de control migratorio”.
Como consecuencia de este patrón de seguridad nacional, se presenta “un patrón común de criminalización, persecución y represión a mujeres, migrantes y personas defensoras de DDHH y del territorio que puede culminar en la privación de su libertad y hasta en su asesinato”, así lo precisó la Misión Internacional de Observación, cuyos miembros también fueron hostigados y vigilados por agentes de seguridad nacional de ambos países.
También señaló que existen constantes violaciones a los derechos humanos de migrantes y durante los despojos de territorios, que “tienen su mayor expresión en el cuerpo de las mujeres ya que además de la violencia mencionada, tienen que hacer frente a la violencia específica que se ejerce a través de la trata, las violaciones y abusos sexuales, y los feminicidios”.
Esto se vuelve aun más alarmante al descubrir, a través de los testimonios dados a la MODH, que la responsabilidad de muchos de esos abusos recae en las “autoridades públicas, en colusión con el crimen organizado y empresas nacionales y transnacionales, las cuales actúan mediante la cooptación y la corrupción del sistema de justicia, apoyándose con la presencia de empresas de seguridad privada y grupos de civiles armados”.
Todo esto, unido al ambiente de impunidad, a la falta de acceso a la justicia y a la corrupción que viven tanto México como Guatemala, aumenta el clima de violencia presente en la frontera.
Finalmente, la Misión Internacional de Observación de los Derechos Humanos en la Frontera Guatemala-México, mencionó que frente a la grave situación encontrada, un hallazgo esperanzador es que han aumentado los “colectivos y la población no organizada que está tomando conciencia de la magnitud de estos fenómenos”.
La MODH nació de múltiples encuentros entre organizaciones, movimientos y pueblos de ambos lados de la frontera, unidos en la defensa de los derechos humanos, los territorios, los géneros y las migraciones.
