Palabra crítica (3-Julio-2015)

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Investigador Titular, Colegio de la Frontera Sur.

Miembro del Sistema Nacional de Investigadores desde el año 2000

Conductor titular @MiradaCriticaTV

Moviendo a México: los derechos humanos cada vez más lejanos

Después de la comilona forzosa que tuvimos en el país, vuelven las miradas a la cotidianeidad de nuestra infortunada realidad. Un Estado que, de acuerdo con los índices de bienestar de la mayoría de la población, así como los altísimos niveles de concentración de la riqueza que existen en el país, bien puede considerarse como fallido. Pero no solo el renglón económico, político y social es el que nos lacera. Ahí están también los índices de inseguridad, en los que se engloban los secuestros, levantones, ejecuciones –por fuerzas gubernamentales o no– robos y “accidentes” que pueden dejar niños (Guardería ABC), mujeres (Hospital materno infantil de Cuajimalpa), trabajadores (Pasta de Conchos) o personas de la tercera edad (Casa Hogar Hermoso Atardecer) fallecidos, bien sea por negligencia, falta de cumplimiento de normativas de seguridad, etcétera.

 

El gobierno mexicano, por más que destine más de seis mil millones de pesos en gastos de “comunicación social” para la Presidencia (léase propaganda de logros gubernamentales, principalmente), se enfrenta a una necia realidad que, por razones más que obvias, se niega a desaparecer por decreto o vía pago de publicidad. Y es más que obvio, porque finalmente se sigue por la misma ruta, con la misma estructura, los mismos programas, los mismos políticos reciclados y con las mismas víctimas de siempre, es decir, las clases socioeconómicas medias y bajas del país.

 

Internacionalmente, al gobierno no le ha ido bien en los últimos tiempos. Voces de todos los colores han criticado la situación que se vive en el país. Desde el relator especial de la ONU sobre la tortura (Juan Méndez), las pésimas notas obtenidas por el país en materia de derechos humanos en el Examen Periódico Anual en esta materia (solo en la última, se le emitieron más de 180 recomendaciones), las declaraciones del ex presidente de Uruguay, José Mujica (posteriormente matizadas), las del presidente de Bolivia, Evo Morales, así como las de diferentes organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional, entre otras.

 

Entre las últimas “denuncias” se encuentran: 1. El Informe Anual sobre Derechos Humanos del Departamento de Estado de Estados Unidos de América (IADH-EUA), y 2. El reciente informe sobre Tortura en México emitido por la sección mexicana de Amnistía Internacional.

 

Con respecto al IADH-EUA, bien podría cuestionarse en primera instancia que Estados Unidos no tiene calidad alguna para emitir este tipo de evaluaciones (más aun que tiene el cinismo de evaluar prácticamente a todos los países del orbe), dada la gran cantidad de violaciones a los derechos humanos de la población afrodescendiente, a la latinoamericana, así como para los que son considerados como “enemigos” de Estados Unidos o son clasificados como “terroristas”. Sin embargo, y aun reconociendo que buena parte de la intención del citado informe es denostar y debilitar a los gobiernos evaluados (no debe olvidarse que el “evaluador” es el Departamento de Estado de Estados Unidos), no deben dejar de reconocerse las situaciones señaladas y las conclusiones presentadas.

 

Por ejemplo, destaca la puntualización de que en México existen significativos problemas en materia de derechos humanos que incluyen a la policía y el Ejército involucrados en abusos serios, como asesinatos extrajudiciales, torturas, desapariciones forzosas y abusos físicos. El primer inciso del informe se dedica a asesinatos arbitrarios e ilegales y ahí se mencionan los casos de Tlatlaya y Ayotzinapa.

 

En otro párrafo, se señala la “Persistencia de abusos… los grupos de la delincuencia organizada fueron responsables de numerosos asesinatos, a menudo actuando con absoluta impunidad y en alianza con las fuerzas de una autoridad local o estatal y funcionarios de seguridad…” (como Ayotzinapa).

 

También hace referencia a denuncias de organizaciones no gubernamentales y del propio gobierno (como la Comisión Nacional de Derechos Humanos) sobre las precarias condiciones carcelarias, arrestos y detenciones arbitrarias, amenazas y violencia contra activistas pro derechos humanos y periodistas, abusos a migrantes, tráfico de personas, abusos contra personas discapacitadas, discriminación contra indígenas, amenazas contra lesbianas, homosexuales, bisexuales y transgénero, y explotación laboral infantil.

 

Asimismo, el informe alerta sobre los “Muy bajos índices de juicios y condenas ante crímenes… y la dificultad para encontrar información sobre este punto”. ¿Cuál fue la respuesta de la Secretaría de Relaciones Exteriores?: “no obstante que en dicho informe se reconocen esfuerzos y avances realizados por el país, el gobierno de México considera que deben revisarse las mecánicas unilaterales para la valoración de los Derechos Humanos… México mantiene un indeclinable compromiso con la protección de dichos derechos”.

 

Por otra parte, el viernes 26 de junio, Día Internacional en Apoyo a las Víctimas de Tortura, la sección mexicana de Amnistía Internacional señaló que han aumentado 600% las quejas por tortura en México en los últimos 10 años y, a pesar de ello, “existen únicamente siete sentencias condenatorias entre 2005 y 2013… (lo que da como resultado que) la impunidad imperante favorece un patrón de repetición”. Amnistía Internacional denunció que el gobierno no ha puesto en marcha protocolos de prevención ni ha sancionado a funcionarios que cometen este delito. “La tortura no será erradicada si quienes torturan no rinden cuentas ante la justicia y la víctimas no son reparadas por su sufrimiento”.

 

Las anteriores líneas descritas adquieren un carácter más preocupante si se toman en cuenta las declaraciones de Adrián Ramírez, de la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos, quien denunció que el Estado mexicano minimiza la gravedad de la tortura y la desaparición forzada en el país, a la vez que señaló que “estamos ante la crisis más grave de derechos humanos de toda la historia de México… el incremento de la tortura repuntó a partir de 2006, cuando comenzó la guerra antinarco de Felipe Calderón… Derivado de esta guerra, continuada por Enrique Peña Nieto, estamos llegando a cerca de 200 mil muertos, más de 60 mil detenidos-desaparecidos y miles y miles de personas víctimas de tortura”.

 

Alguna vez mencionó Einstein que para obtener resultados distintos, habría que hacer cosas distintas… ¿Usted qué opina?

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