Margensur (Las casas y las fosas del “general”)

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Alejandro Saldaña Rosas

Sociólogo. Profesor Investigador de la Universidad Veracruzana

Twitter: @alesal3 / Facebook: Compa Saldaña

 

 

 

 

Las casas y las fosas del “general”

 Arturo Bermúdez Zurita, secretario de Seguridad Pública (SSP) de Veracruz durante prácticamente toda la administración de Javier Duarte, renunció a su cargo hace unos días a raíz de la investigación periodística del equipo de Carmen Aristegui en la que se evidenció sus propiedades en Texas con valor de más de 2 millones de dólares. Su jefe Duarte había declarado hace unos años que primero se iba él que Bermúdez Zurita, por lo que todo Veracruz espera que el gobernador cumpla con lo dicho, aunque sin muchas esperanzas debido a su consistente falta de palabra. La renuncia de Bermúdez Zurita tiene varias lecturas e implicaciones, de las que anoto solamente cuatro:

  1. “Todos mis bienes son producto del trabajo como funcionario, ingresos fuera del gobierno y a través de créditos; he actuado conforme a la ley”, dijo el ex Secretario de Seguridad Pública a través de su cuenta de Twitter. Si así fuese no tendría por qué haber dejado el cargo, por lo que su renuncia implica la aceptación tácita del origen turbio y esencialmente corrupto de su fortuna. Es absolutamente imposible que Arturo Bermúdez Zurita haya comprado esas propiedades con su salario como funcionario público por lo que es imprescindible que la PGR se avoque a investigar el origen de su fortuna. Si obtuvo créditos está en la obligación de demostrar con qué bancos, a qué tasa de interés y cómo paga esos créditos con su salario de funcionario, que por cierto ha dejado de devengar. La opacidad en el gobierno duartista obliga a pensar en otras posibilidades: o bien las casas las adquirió con recursos públicos destinados a la seguridad pública de los veracruzanos, o bien las compró con recursos obtenidos por sus empresas que extrañamente han sido proveedoras del gobierno, o bien los fondos provinieron de actividades ilícitas: lavado de dinero, narcotráfico, extorsiones, etc. O bien, una combinación de desviación y robo de recursos públicos, lavado de dinero y licitaciones amañadas. En cualquiera de estas (u otras) posibilidades el tufo a corrupción e ilegalidad es evidente y amerita una investigación a fondo.
  2. Sin embargo, esa investigación difícilmente se llevará a cabo puesto que la renuncia de Bermúdez Zurita bien puede ser el resultado de una negociación entre el gobierno federal y Javier Duarte. El debilitado gobernador veracruzano finalmente tuvo que ceder a la presión de Osorio Chong, la PGR, el ejército e inclusive de Peña Nieto y obligó a Arturo Bermúdez a dejar el cargo en la SSP, a cambio de inmunidad tanto para el secretario como para él mismo. La renuncia pactada de Bermúdez Zurita tiene más visos mediáticos que un auténtico ejercicio de impartición de justicia; se trata de lavarle un poco la cara al impresentable gobierno de Veracruz, pero sin tocar el pacto de impunidad ni las estructuras de corrupción en el estado y en el gobierno federal.
  3. La investigación del equipo de Aristegui a un actor de primer orden en la estructura de poder en Veracruz es una reivindicación del periodismo comprometido con la verdad en un estado cuyo gobierno es el peor depredador de periodistas en México y quizás en el mundo. Qué mejor que una escrupulosa investigación periodística para evidenciar la fortuna de uno de los principales operadores del asesino de periodistas Javier Duarte. Asimismo, el trabajo del equipo encabezado por Carmen Aristegui marca el rumbo del periodismo que el país, y Veracruz en particular, necesita con urgencia. Frente a los gacetilleros a sueldo, los directores de medios maiceados y los lectores de noticias amaestrados, el periodismo de investigación emerge con una robustez profesional y un compromiso ético que lo revelan como uno de los principales instrumentos de construcción de ciudadanía que hoy tenemos en nuestro país.
  4. Las casas de Bermúdez Zurita en Texas están construidas con la sangre de miles de veracruzanos, de mujeres asesinadas, de migrantes torturados y ultimados, de niñas y jóvenes desaparecidas, de profesionistas secuestrados, de campesinos e indígenas masacrados. Las acusaciones en contra de policías estatales al mando de Arturo Bermúdez Zurita son abrumadoras. Se les señala de haber levantado y desaparecido a cientos de personas en todo el estado: el 2 de agosto de 2013 19 personas fueron levantadas por policías estatales en Atoyac; el 14 de septiembre de 2013 policías estatales desalojan violentamente a los maestros de la Plaza Regina, usando toletes eléctricos, macanas, golpes, patadas; el 7 de enero de 2014 tres personas son víctimas de desaparición forzada por parte de policías estatales, entre ellos el cantante Gibrán Martínez, cuyo cadáver fue encontrado días después; el 5 de junio de 2015 un comando parapoliciaco golpea salvajemente a ocho estudiantes de la UV, el ataque contó con apoyo policiaco, hasta la fecha no hay ningún detenido por este delito; el 23 de diciembre policías reprimen con toletes eléctricos y golpes la protesta de los jubilados en Xalapa; el 11 de enero de 2016 cinco jóvenes (una menor de edad entre ellos) fueron detenidos y desaparecidos por policías estatales en Tierra Blanca, donde actuaban bajo las órdenes de Marcos Conde, jefe policiaco conocido y temido en la entidad por su crueldad. Las organizaciones y colectivos de familiares de desaparecidos en Veracruz han acusado reiteradamente a policías estatales como culpables de los levantones y asesinatos de cientos, miles de personas en la entidad, por lo que el principal responsable es el que fue durante más de cinco años su comandante en jefe: Arturo Bermúdez Zurita. Finalmente, las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública dan cuenta de los pésimos resultados que deja Bermúdez Zurita en Veracruz.

            Es muy importante que la PGR realice una investigación a fondo de las casas de Bermúdez en Texas (y donde tenga propiedades) puesto que la reconstrucción del entramado institucional de Veracruz debe estar precedida de la acción de la justicia. Pero no basta con investigar el origen de la fortuna del ex jefe policiaco, es ineludible indagar su actuación en la crisis de derechos humanos que hay en Veracruz.

            Las casas de Arturo Bermúdez Zurita están cimentadas en fosas clandestinas.

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