Margensur (Veracruz: base por bolas)

  • 0

Alejandro Saldaña Rosas

Sociólogo. Profesor Investigador de la Universidad Veracruzana

Twitter: @alesal3 / Facebook: Compa Saldaña

 

 

 

 

Veracruz: base por bolas

 

Decía Pedro “El Mago” Septién que contra la base por bolas no hay defensa. Cuatro lanzamientos malos del pitcher y el bateador toma la primera base: el equipo no puede hacer absolutamente nada, salvo mirar, respirar con resignación y preparar la defensiva con corredor(es) en base.

            La beisbolera expresión aplica para lo sucedido en Veracruz en días pasados: la aprobación en el Congreso del Estado de la iniciativa de Javier Duarte para modificar la ley del Servicio Civil y la del Servicio Público de Carrera, a fin de basificar a 7 mil empleados del gobierno del estado (si bien hay quien señalar que son muchos más, unos 15 mil). Base para miles de trabajadores, lo que implica que el gobierno deba asumir mayores responsabilidades laborales con la consecuente carga financiera para las de por sí menguadas finanzas públicas de Veracruz: se estima que la carga financiera puede ser mayor a mil quinientos millones de pesos. Aquí la información: http://www.animalpolitico.com/2016/07/congreso-de-veracruz-aprueba-basificar-a-burocratas-con-altos-cargos-pese-a-toma-de-tribuna/

            En una grotesca sesión, la mayoría de los diputados del PRI sacó adelante la votación: 29 votos a favor, 1 en contra y 3 abstenciones. El Congreso fue atiborrado de burócratas acarreados que fueron a apoyar la iniciativa del impresentable gobernador veracruzano y, obviamente, a los diputados que la aprobarían. Sumisos ante sus jefes políticos pero pendencieros en la muchedumbre del anonimato, los empleados de gobierno no acudieron a luchar por sus derechos, sino a evidenciar que la cadena de mando de Duarte sigue aceitada: ellos son el último eslabón. A cambio de su base: la obediencia ciega, la mansedumbre disciplinada, la subordinación hasta el oprobio. A cambio de su base, su anulación política y el ejercicio de sus derechos: base, por bolas.

            Previo a la “votación” (sin debate, de allí las comillas) las diputadas del PAN Ana Cristina Ledezma López y María del Carmen Pontón Villa se encadenaron en la tribuna en un fallido intento por evitar que el PRI sacara adelante la iniciativa de su jefe Duarte. Llama poderosamente la atención la falta de argumentos y capacidad política de las legisladoras panistas que no encontraron mejor estrategia de lucha que ponerse unas cadenas. Antes de pensar en informar, convocar y movilizar a sus representados, las diputadas decidieron que la mejor opción era encadenarse… ¿para qué? Quizás no fue su intención pero las legisladoras contribuyeron a la bufona sesión del congreso en que los empleados priistas de Duarte cumplieron las órdenes de su jefe.

            Y supongo que sin pensarlo, las diputadas encadenadas ofrecieron la imagen más viva de lo que es la actual legislatura: un poder vasallo del Ejecutivo. Porque está claro que los subordinados de Duarte que cobran (muy bien por cierto) como diputados no pueden constituir ningún poder autónomo, vamos, ni siquiera mínimamente crítico, pero que los legisladores “de oposición” voluntariamente se coloquen grilletes pone en evidencia su incapacidad de movilización política, su escasa imaginación diplomática, su falta de oficio, y lo más delicado: la total escisión entre los representantes populares y sus electores. Si las diputadas y diputados están voluntariamente encadenados, ¿qué será de nosotros los ciudadanos comunes?

            Y también llama poderosamente la atención la inacción de los diputados electos, sobre todo del nuevo jugador en la escena política veracruzana: Morena. Mientras la actual legislatura, dócil a Duarte, facilita la colocación de trampas y bombas de tiempo que afectan a todos los veracruzanos, la legislatura entrante es mudo, ciego y sordo testigo. ¡Desespera su torpeza! ¡Desespera su ausencia, su falta de sensibilidad política, su lejanía, su desfase! Es evidente que si bien aún no tienen recursos legales para intervenir, cuentan con un capital político construido (o maiceado) en las urnas que están dilapidando miserablemente por una de las peores deficiencias de un político de oficio: la omisión. Mientras Duarte continúa la devastación de Veracruz, los y las diputados electos se limitan, si acaso, a hacer contundentes declaraciones… a destiempo. Incapaces de organizar foros de análisis, marchas de protesta, bloqueos al congreso, vamos, ni siquiera una simple recolección de firmas protestando por las locuras de Javier Duarte. Nada, ninguna iniciativa que no sea una “declaración contundente”, eso sí, con ceño fruncido y énfasis en los adjetivos y promesas dispersadas con ventilador.

            Contra la base a miles de empleados no hay defensa. En efecto: nadie ha podido hacer nada para evitar la basificación sin previo análisis de puestos, responsabilidades, derechos adquiridos y por adquirir, impacto financiero, etc., y las estrategias señaladas por algunos legisladores –Julen Rementería, del PAN, por ejemplo- son reacciones posteriores al acto realizado. Rementería ha comentado la posibilidad de impulsar una acción de inconstitucionalidad por violación al artículo 123 y su ley reglamentaria, sin que hasta el momento se tengan más detalles, pero de cualquier forma, será (de hacerse) una reacción a la iniciativa aprobada en el Congreso. Como en la base por bolas del béisbol, no queda más que mirar, inhalar profundo y preparar la defensiva con hombres (miles) en base.

            Los empleados que serán basificados son de directores de área hacia abajo y según el diputado del PRD Jesús Velázquez, sus salarios oscilan entre los 20 mil y los 80 mil pesos mensuales. Muchos de ellos son de estercolera estirpe: orejas pues. Ironías: con su base, los orejas andan sonriendo de oreja a oreja. En el paquete de basificación es dable suponer que también están incluidos miles de aviadores, toda vez que la iniciativa de Duarte no es una acción de reconocimiento de derechos laborales, sino una treta más para minar el terreno donde Yunes Linares tendrá que gobernar. Y por supuesto, también es posible estimar que a muchos trabajadores de base, de los que sí trabajan y merecen que sus derechos sean plenamente reconocidos, se les hará justicia.

            El problema es que no hay ningún análisis que soporte la decisión de basificar a miles de empleados, muchos de ellos considerados de confianza. Y justamente en este aspecto radica el veneno más peligroso de la iniciativa de Duarte: heredar a Miguel Ángel Yunes Linares una estructura de gobierno en la que difícilmente podrá confiar porque a pesar de tener la libertad de nombrar a sus colaboradores más cercanos, una buena parte de los altos y medios mandos serán gente afín al duartismo, o al menos en deuda por la plaza regalada por el aún gobernador. Y si no hay confianza, no hay gobierno.

            Lo dijo Pedro “El Mago” Septién: contra la base por bolas no hay defensa. Y Veracruz es un estado muy beisbolero, al extremo.

Lágrimas de cocodrilo
Atrás Lágrimas de cocodrilo
Siguiente De Este Lado -14 de julio 2016- Nuevos elementos en el caso de Julio César Mondragón
Entradas Relacionadas

Escribir comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *