Javier Corral y la sequía de justicia

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J. Jesús Esquivel

Corresponsal de la revista Proceso en Washington

@JJesusEsquivel

Javier Corral y la sequía de justicia

 

Washington – En estos tiempos políticos en que en México la credibilidad es un elemento muy importante para la sociedad, personajes como Javier Corral, gobernador electo de Chihuahua, corren un riesgo muy alto si no cumplen las promesas que han hecho a la ciudadanía siendo candidatos.

Corral, uno de los pocos panistas con simpatizantes a nivel nacional en muchos sectores de la sociedad, que no comulgan con el PAN, está obligado a imponer la justicia ante los abusos de poder, la corrupción y los saqueos a las cuentas del estado de Chihuahua por parte del priista César Duarte, gobernador saliente.

El gobernador electo empeñó su palabra al prometer justicia en el estado de Chihuahua. La sociedad de este norteño estado espera, como mínimo, un proceso judicial en contra de Duarte por cargos de corrupción y enriquecimiento ilícito. Si Corral no mete a la cárcel a Duarte, perderá la credibilidad con la que llegó a convencer a los chihuahuenses de que él era la opción más viable.

A nivel nacional, si Corral no cumple su promesa de meter en prisión a Duarte, quedaría etiquetado como otro político que con tal de ganar una elección es capaz de prometer cualquier cosa y después incumplir, como lo hace el común denominador de los políticos sin que pase nada, como consecuencia de la mentira.

Si cumple, Corral, quien es conocido a nivel nacional, mejoraría su reputación y se colocaría entre los pocos políticos en quien pueden confiar los mexicanos. Meter a la cárcel a Duarte no es una cacería de brujas, es una obligación moral que tiene el exsenador federal panista con el estado de Chihuahua. Claro está que para hacerlo tiene que fundamentar con pruebas los delitos que ya desde que era candidato a la gubernatura Corral le atañía a Duarte, sin el menor temor a equivocarse.

Las evidencias de todos los delitos en los que incurrió el todavía gobernador priista, me dicen decenas de chihuahuenses, están tan latentes como las piedras de un río. Aseguran que para procesar judicialmente a Duarte lo único que requerirá Corral es voluntad, entereza y determinación política.

Las decepciones que sufrimos los mexicanos con nuestros políticos y gobernantes son demasiadas. La condonación de Virgilio Andrade a la corrupción en el gobierno de Enrique Peña Nieto, por el caso de la Casa Blanca, y otros casos similares, son una epidemia de impunidad que como un cáncer nos destruye los intestinos.

Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, quien ganó la gubernatura de Nuevo León como candidato independiente por prometer que metería a la cárcel a su antecesor Rodrigo Medina, ha incumplido su palabra y con ello se transformó en otro político más, punto.

Una diferencia entre la forma de gobernar con la ley en la mano la tendrían que imponer figuras políticas como Corral, que además no la tiene tan difícil para cumplir sus promesas de justicia.

La magnitud de un hecho como meter a la cárcel a un exgobernador corrupto, y más si se trata de un priista, colocaría a quien lo haga como héroe nacional. Sin más mérito, podría incluso ser considerado candidato presidencial. Esto es porque en México tenemos muchas décadas de padecer una sequía de justicia.

Estamos rodeados de políticos y gobernantes corruptos quienes nunca son llevados ante la justicia por empobrecer al país.

Tampoco será una venganza política si Corral decide irse con todo en contra de Duarte. Son varios los gobernadores que dejarán el puesto y que los mexicanos quisiéramos ver en prisión una vez que dejen el poder.

Javier Corral está en deuda con Chihuahua y con los mexicanos que con gusto se enteraron de que el gobernador electo haría algo contra el cáncer de la corrupción. El mismo Corral en varias de las columnas que escribe para un diario de circulación nacional ha reconocido el hambre de justicia que padecemos los mexicanos.

El caso de Duarte no es más que un tumor de los muchos que padece el México saqueado y engañado por los Salinas de Gortari, los Fox y ahora los Peña Nieto, por colocar unos cuantos ejemplos de gobiernos corruptos.

Corral no será un oncólogo experimentado para extirpar el primer tumor maligno, pero puede ser tal vez el primero que se atreva a decirnos que aún existe la justicia.

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Comentarios3
  • CLAUDIA

    CORRAL TIENE LA VOLUNTAD YA QUE LA DENUNCIA YA ESTA HECHA, QUIEN TIENE QUE DAR LA RESPUESTA ES LA PROCURADURIA

    Responder
    11 julio, 2016
  • Ismael

    Solo hay que recordar que Duarte dejó un sistema enormemente corrompido.

    Responder
    13 julio, 2016
  • JosAnto

    Es curioso. Estos cuestionamientos no se los hacen a López obrador ¿verdad?
    ¿obrador SÍ cumplió en LIMPIAR las instituciones del D.F. de la podredumbre?
    o dicho de otra forma:
    ¿Proceso se quedará tranquilo y callado si. Corral sale en seis años con las manos limpias, pero dejando la corrupción intacta? Ah, pero es que Corral no se apellida Obrador.

    Responder
    27 julio, 2016

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