Reforma Judicial: Primero, recordemos su contexto

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Federico Anaya Gallardo

 

Una consecuencia inesperada de la elección del 2 de Junio de 2024 es la mayoría calificada que MORENA y sus aliados ganaron en el Congreso de la Unión. Aunque ese objetivo fue parte de la campaña electoral (el Plan C) ni tirios ni troyanos esperábamos que ocurriese. (Aclaración de viejo: en la Eneida los tirios son los cartagineses y los troyanos los romanos. La frase se diría ni moros ni cristianos en la España medieval; y una versión contemporánea sería ni blancos ni rojos en este siglo XX que no termina de acabar.)

 

Pero ocurrió. Y la mayoría para reformar la Carta Magna federal se sustenta en un arreglo constitucional y legalmente válido. Para quien tenga dudas, le recomiendo revisar el artículo de Ernesto Villanueva –jurista del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM a quien nadie acusará de chairo– del Domingo 23 de Junio de 2024 en la revista Proceso –a la que nadie acusará de gobiernista. El centro del argumento de Villanueva es que la sobrerrepresentación prohibida por nuestra Carta Magna es la de un partido, y no la de una coalición. (Liga 1.)

 

Hace casi tres años, en JulioAstillero y La Jornada San Luis recordé una conferencia de Luis Carlos Ugalde Ramírez (n.1966) pronunciada en el Department of Government de la Universidad de Georgetown en 1999. En ella, el entonces secretario particular del Embajador de Zedillo ante Clinton (Jesús Reyes-Heroles González-Garza, 1952-2024) nos explicó a los atónitos estudiantes de Ciencia Política de John Bailey que, en su opinión, el invencible PRI perdería la elección presidencial de 2000 y por lo mismo, el partido debería encontrar un nuevo centro de poder en el parlamento –colocando allí a sus élites y reproduciendo su nomenklatura desde las cámaras. Así lo hicieron los priístas y así lo permitieron los panistas. (Liga 2.)

 

Si bien el “PRIAN” nació bajo el mandato de Salinas de Gortari (1988-1994) con un PRI ultradominante y un PAN que se conformaba –al principio, en los 1980s y 1990s– con la “victoria moral” de su agenda (Castillo Peraza dixit), la intelligentsia de la nueva generación correctamente preveía que al viejo “Partido de la Revolución” le sería imposible reconstruir su hegemonía. Es decir, no sólo Ugalde preveía el cambio de centro del sistema político de la Presidencia Imperial (Krauze) con facultades meta-constitucionales (Carpizo) hacia una Legislatura federal dominada por las nomenklaturas de los partidos políticos. El entendido esencial de todas las élites alrededor de 2000 era que la Revolución Mexicana, como movimiento de masas que sostuvo la hegemonía priísta en el siglo XX, estaba definitivamente superada y que, en un México tan complejo como el del fin de Milenio, sería imposible la aparición de algún fenómeno análogo ó equivalente. Es decir, que con todo y su “excepcionalidad”, el sistema político mexicano evolucionaría como los del resto de Latinoamérica (transiciones pactadas por élites como las descritas por Schmitter & O’Donnell).

 

(La aparición del EZLN en 1994 y su extrañísimo éxito en “redes” –antes de que la www imperase– debería haber servido de advertencia a esas élites, pero ya ves lo que es la soberbia, querida lectora.)

 

El mecanismo de no-sobrerrepresentación para partidos individuales era un arreglo que aseguraba a los socios mayores de ese primer régimen político de la transición mexicana a la Democracia que ni el PRI ni el PAN buscarían abusar del pacto luego de una “buena elección”. Por otra parte, para asegurar al partido ganador una gobernabilidad parlamentaria mínima, se permitía la existencia de partidos pequeños que eran libres de aliarse a conveniencia con el partido que llevara ventaja. (El PVEM es el mejor ejemplo.) Por lo mismo, ese primer régimen de la transición nunca aumentó el porcentaje mínimo para conservar el registro de los partidos pequeños. Así, el límite de 8% en sobrerrepresentación en la Constitución obligaba a los partidos grandes a usar a los pequeños para lograr mayorías parlamentarias a través de coaliciones. Una ingeniería (strategizing dirían en EUA) complicada, pero no imposible. La usaron el PRI y el PAN en el pasado, y ahora la usa MORENA. Esto lo reconocen incluso los comentócratas más cercanos al prianismo, como Javier Tello y Leo Zuckermann. (Ve sus intervenciones en Es la Hora de Opinar del 10 de Junio de 2024, Liga 3 –especialmente en minuto 11 & ss.)

 

Lo que nunca esperaron las élites es que MORENA lograse convocar, dentro del muy estricto y neoliberal arreglo de este primer régimen de la transición mexicana a la Democracia, un movimiento ciudadano capaz de darle a sus candidatos arriba del 50% de los votos válidos. López Obrador tuvo 53.19% de los votos (30 millones) con una participación del 63.42% (55 millones). Sheinbaum Pardo tuvo 59.75% de los votos (36 millones) con una participación del 61.04% (58.6 millones). Si en México hubiese segunda vuelta, ambos habrían triunfado en la primera vuelta. (Por cierto, la negativa del PRI y el PAN a establecer el balotaje cuando tuvieron la mayoría para reformar la Constitución nos indica que realmente nunca esperaron la aparición de un actor político capaz de ganar más de la mitad de los votos. Su gran error.)

 

Desde antes de la jornada electoral, el Martes 21 de Mayo de 2024, en entrevista con “Los Periodistas” de SinEmbargo, Rodrigo Galván de las Heras, cabeza de la encuestadora Demotecnia, había comentado que “la oposición no entendió el nombre del juego” del proceso electoral. (Liga 4.) Insistían en creer su propia narrativa de que el obradorismo había “destruido” el país y que “por necesidad” la gente votaría en contra de MORENA. Si las encuestas les contradecían, imaginaban una conspiración detrás de las encuestas.

 

El descolocamiento de las élites fue analizado también, el 24 de Mayo de 2024, en la mesa política de los viernes en “Momentum”, el espacio creado por RompevientoTV y PiédePágina. Ernesto Ledesma estaba fascinado con los gazapos de los líderes de la coalición derechista que acusaban a los morenistas ¡por ser priístas! Jesusa Cervantes explicaba esos “dislates”, porque “est[aban] desesperados, tan nerviosos, que no se alcanzan a concentrar” en una campaña propositiva. (Liga 5.)

 

Disonancias cognitivas, que les llaman. No hablemos del más recalcitrante foro de la Derecha social: Atypical TV. Allí, en la noche de la elección, las audiencias pudimos disfrutar el triste espectáculo de los soberbios abajados. Pero, ¿realmente alcanza a ser soberbio quien se engañaba a sí mismo? Alucinado no es lo mismo que soberbio.

 

Pasemos al otro lado del espectro político electoral. Quien mejor ha explicado la situación, desde esa perspectiva, es el diputado federal y senador electo Gerardo Fernández Noroña. En una de sus video-pláticas él explicaba que las reglas para formar la representación nacional, un sistema mixto de mayoría relativa en 300 distritos más 200 diputaciones de representación proporcional permitían la mayoría constitucional y que, con esas reglas, el PRIAN había jugado y ganado por mucho tiempo. Ahora, con las mismas reglas, MORENA y sus aliados tienen el dominio de las cámaras. (Liga 6.) Impecable argumento.

 

En ese punto, Fernández Noroña aterriza la cuestión de la Reforma Judicial. A partir de la mayoría constitucional entregada por el electorado a MORENA Noroña explica qué es lo irreductible y qué es lo discutible de la iniciativa presidencial del 5 de Febrero de 2024. Aclara que los foros que se han convocado son serios, que la mayoría desea enriquecer la iniciativa. Y esto, pese a que en los meses anteriores la Oposición despreció el debate. Fernández Noroña aclara que en lo que no puede darse marcha atrás es en el principio electivo. Las personas juzgadoras deben ser electas por el Pueblo. Por supuesto, dice el actual diputado y mañana senador, en la iniciativa hay omisiones. Falta discutir seriamente cómo reorganizar la defensoría pública, convirtiéndola en una verdadera Defensoría del Pueblo.

 

Yo recordaría que la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, también insistió en discutir el papel de las fiscalías. Noroña+Sheinbaum: si el sistema jurisdiccional ha de alcanzar la verdadera Justicia, no podemos omitir ni a la Acusación (procuración de justicia, fiscales) ni a la Defensa (defensorías públicas). ¡Y esto es sólo en materia penal! Faltan otras materias…

 

El Plan C nació del rechazo opositor al Plan A –una reforma electoral que incluía (a) un sistema de representación proporcional pura con 32 listas –¡que habría beneficiado a la Oposición!– y (b) voto popular para los consejeros del INE y los magistrados del tribunal electoral federal. Fue el rechazo a ese Plan A y a las reformas legales menores (el Plan B), lo que llevó a las Iniciativas de Febrero de 2024 –adonde el principio electivo se aplica a TODAS las personas juzgadoras (federales y estaduales).

 

Yo complemento el argumento de Fernández Noroña: No se vale que la Oposición busque ganar en comisiones lo que perdió en la elección. Pero también atempero a nuestro mejor tribuno: la mayoría electa tenemos el deber de ponderar las consecuencias prácticas del principio electivo.

 

Hay que debatir en serio. Ejemplo: No es lo mismo elegir a los ministros de las cortes supremas (federal y estaduales) que a los jueces de primera instancia y a los magistrados de apelación. La propuesta tiene consecuencias profundas que merecen meditarse. Por eso son necesarios los foros y deben participar en ellos tanto vencedores como derrotados en los comicios. Seguiré este tema en JulioAstillero/La Jornada San Luis, querida lectora.

 

Ligas usadas en este texto:

 

Liga 1:

https://www.proceso.com.mx/opinion/2024/6/23/morena-mayoria-calificada-la-sobrerrepresentacion-331490.html

 

Liga 2:

https://julioastillero.com/el-senor-ugalde-autor-federico-anaya-gallardo/

 

Liga 3:

https://www.youtube.com/watch?v=oW5M7GZYtWg&t=752s

 

Liga 4:

https://x.com/LJyDMX/status/1804652825244557472

 

Liga 5:

https://www.youtube.com/watch?v=NxZccrJ8A5k&t=2334s

 

Liga 6:

https://x.com/LJyDMX/status/1804652825244557472

 

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