La joya de la corona

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Alejandro Saldaña Rosas

Sociólogo. Profesor Investigador de la Universidad Veracruzana

Twitter: @alesal3 / Facebook: Compa Saldaña

La joya de la corona

 

Es la más importante para el partido, es la joya de la corona, es el padrón más importante, esto va a modificar radicalmente el panorama y el tablero político rumbo al 2018, va a ser el gran boquete que el PRI tendrá de este semillero de votos y recursos que tenía siempre a su disposición y que con este cambio próximo a suceder, con el triunfo de Miguel Ángel Yunes y de la alianza PAN-PRD, modificará para bien el panorama político.

Gustavo Madero, exdirigente nacional del PAN. Actual diputado federal

 

 

Las declaraciones del dirigente panista fueron hechas en mayo de este año, un mes antes de las elecciones del 5 de junio (http://formato7.com/2016/05/10/veracruz-la-joya-de-la-corona-del-5-de-junio-madero-munoz/). Elocuente expresión de la que periodistas y analistas se han colgado sin detenerse un momento a pensar en sus implicaciones; Gustavo Madero anuncia, sin ningún tapujo ni rubor alguno, que para su organización política Veracruz representa un “semillero de votos”. El PAN y su partido mascota, el PRD, han arrebatado al PRI la “joya de la corona” y anuncian, con ánimo corsario, que el asalto al botín será sin miramientos, indultos ni perdones. Esa historia ya la hemos visto antes.

            En el año 2000 Vicente Fox articuló buena parte de su campaña hacia la presidencia con la premisa de “sacar al PRI de Los Pinos”. Es anécdota ya que Fox ganó, pero el PRI nunca dejó la casa presidencial y tampoco perdió completamente los hilos del poder, simplemente mudó de piel. Pareciera que la historia se repite, en otra escala y con nuevas variables, en Veracruz, Durango, Quintana Roo y Tamaulipas, estados que en los próximos meses vivirán una situación política inédita: serán gobernados por una agrupación política distinta al Revolucionario Institucional. Si Veracruz es la joya de la corona, los otros estados quizás sean presas menores, morralla digamos, pero también parte de la piratería electoral.

            Lejos de estar en puertas de una transformación sustancial de las relaciones de fuerza en estos estados, es más probable que presenciemos una “alternancia” similar a la del año 2000, esto es, una sustitución de operadores políticos con diferencias mínimas en el ejercicio de la función pública, pero sin modificar las estructuras, los procesos ni las normas de gobierno construidas durante decenas de años. Procesos, estructuras y normas que fueron diseñadas y aceitadas para permitir el lucro de funcionarios venales, empresarios de oportunidad y líderes de matraca fácil, por lo que no son suficientes ni la buena voluntad ni la mayor capacidad profesional de las nuevas autoridades, si acaso la tuviesen, para transformar la arquitectura institucional de un gobierno. Menos aún cuando el periodo para lograr cambios sustanciales es de apenas dos años.

            En el estado considerado la “joya de la corona” Javier Duarte dejó el listón muy abajo para su sucesor, por lo que Miguel Ángel Yunes Linares no tendrá ningún problema para mostrar mejores resultados en la administración pública que el iracundo cordobés depredador de periodistas. Los saldos de la devastación duartista están a la vista: déficit de las finanzas públicas, nulo crecimiento económico, inseguridad y violencia brotando en toda la entidad, feminicidios imparables, actividad turística menguada, brutal represión a periodistas críticos y activistas sociales, desastre ambiental en bosques, selvas, playas, cuencas y ciudades, y sobre todo, una distancia abismal con la ciudadanía son algunas de las expresiones del peor sexenio en la historia de Veracruz. Por eso comento que Yunes Linares tiene ante sí un escenario a modo para hacer un mejor papel que el desempeñado por Javier Duarte. El desafío es ínfimo.

            “Javier Duarte acabará en la cárcel”, ha insistido Yunes Linares, tanto en su campaña rumbo a la gubernatura como posterior a las elecciones (http://internacional.elpais.com/internacional/2016/06/06/mexico/1465200990_960431.html.) El reto no parece excesivo y sería un acto que allanaría el camino para que su hijo, el senador Fernando Yunes Márquez, a la postre pudiera convertirse en el gobernador de la “joya de la corona” en 2018.

            Los veracruzanos están sumamente agraviados por la violencia institucional ejercida desde las oficinas de Duarte de Ochoa y el clamor de justicia es prácticamente unánime. Meter a Duarte a la cárcel sin tocar a las decenas de funcionarios, líderes y empresarios que se han enriquecido al amparo de su impudicia, sería más un acto de venganza política que el ejercicio del estado de derecho a través de la impartición de la justicia. Y no basta con encarcelar a los culpables de la devastación del estado de Veracruz, es necesario desmantelar las estructuras, los procesos y las normas que permiten, e inclusive favorecen, el desvío de recursos, la simulación de licitaciones, la compra de voluntades, el robo de los recursos públicos, etc.

            Si no se desmantelan las corruptas estructuras que permiten el abuso y la corrupción en al menos siete ámbitos, la “alternancia” será simplemente la sustitución de una camarilla de bandidos por otra. Los cambios radicales deberán observarse en al menos siete ámbitos:

  1. Medios de comunicación. Detener el flujo de recursos públicos para sostener pasquines, portales digitales, programas de radio y tv, “periodistas” chayoteros, que viven a expensas del gobierno del estado.
  2. La impartición de justicia es una exigencia impostergable; la autónoma Fiscalía General del Estado se ha revelado absolutamente incapaz de ejercer la justicia en la entidad. Asimismo, la Secretaría de Seguridad Pública se ha convertido en el eje que articula al crimen organizado (y al desorganizado) en Veracruz, por lo que urgen transformaciones de fondo en ambas instancias, fiscalía y seguridad, y procesamiento de los funcionarios implicados en miles de delitos. La declaratoria de alerta de género es una acción impostergable y el piso mínimo para iniciar un cambio de gran calado en materia de equidad de género.
  3. Educación. Se requiere con urgencia cubrir los adeudos que el gobierno tiene con la Universidad Veracruzana, con la Escuela Normal, con los Institutos Tecnológicos, pero también es imprescindible revisar la normatividad en materia de educación para evitar la proliferación de escuelas “patito” (en todos niveles) e inclusive cancelar permisos de aquellas que incumplan con mínimos criterios de calidad y pertinencia. También se requiere generar las condiciones institucionales para la operación eficiente del sistema regional de innovación.
  4. Medio ambiente. Si Miguel Ángel Yunes Linares realmente tiene intención de marcar diferencia con el gobierno de Javier Duarte deberá asumir una agenda en materia de medio ambiente con claros compromisos de protección de cuencas, playas, montañas, manglares, etc. en Veracruz. Detener los ambiciosos y devastadores proyectos de fracking y los de presas en los ríos de la entidad, sería una clara señal de estar gobernando bajo parámetros democráticos; de lo contrario, el mensaje sería ominoso: sacamos al PRI del gobierno, para continuar la depredación ambiental al amparo de las siglas del PAN-PRD.
  5. Reactivación de la actividad agropecuaria y pesquera. El campo veracruzano está prácticamente estancado, sin inversión, sin estímulos, sin apoyo. La pobreza en Veracruz se asienta en los municipios con menor producción agropecuaria, por lo que reactivar la economía de estas regiones es una condición ineludible para procurar mejores condiciones de vida de sus habitantes. La pesca debe ser una de las actividades de mayor dinamismo en la entidad, habida cuenta del enorme potencial que existe.
  6. Seguridad social. El Instituto de Pensiones del estado de Veracruz ha sido la caja chica del gobierno durante decenas de años. Procesar a los responsables del desfalco al IPE es condición para sanear sus finanzas y construir esquemas viables para su óptimo funcionamiento; asimismo, es imprescindible restaurar el sistema público de salud en la entidad, equipar clínicas y hospitales, contratar médicos y enfermeras y dignificar su trabajo.
  7. Gasto gubernamental. El gobierno de la “joya de la corona” es muy caro debido a los altísimos salarios de los funcionarios, al dispendio, las “compensaciones” (eufemismo para nombrar a la corrupción), los “gastos de operación” (viáticos, gastos de representación, asesores, autos, choferes, etc.). Impensable un gobierno diferente sin reducir sustancialmente el gasto del gobierno. ¿Será capaz Yunes Linares de hacerlo?

            En lo personal, lo dudo. Si algo aprendimos de las anteriores transiciones es que el PRI se va de las oficinas de gobierno... Y regresa a las mismas travestido de azul o amarillo, o de ambos.

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