Crisis continental: #SalvemosLaCIDH

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Ricardo González Bernal

Coordinador del Programa Global de Protección de Article 19

@R1card0G0nzalez

 

 

 

 

Crisis continental: #SalvemosLaCIDH
 

Esta semana el espacio cívico en el continente americano se encogió y, por ello, el movimiento de derechos humanos de la región se cimbró. Todas las personas que habitamos América somos ahora un poquito más vulnerables. El comunicado de prensa cayó como un balde de agua fría al movimiento de derechos humanos de la región. Aun más en aquellos rincones del continente en donde la justicia es la excepción a la regla y la violación de derechos y libertades una cuestión de cada día. El boletín emitido el martes pasado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos es, en verdad, demoledor.

 

“Grave crisis financiera de la CIDH lleva a suspensión de audiencias e inminente pérdida de casi la mitad de su personal.”

 

El texto describe un panorama bastante sombrío para el sistema regional de protección a derechos humanos. “La Comisión lamenta profundamente tener que informar que el 31 de julio de 2016 se vencen los contratos del 40% del personal y no se cuenta en estos momentos con los fondos, ni con la expectativa de recibir fondos, para poder renovarlos (...) obligada a suspender la realización de las visitas previstas para este año, así como de los Períodos de Sesiones 159 y 160, programados originalmente para julio y octubre”.

 

Aunque para algunas voces este organismo intergubernamental (al igual que cualquier otro) es un simple parapeto para los intereses imperialistas de los Estados Unidos, vale la pena detenerse un momento y reconsiderar. De acuerdo con la agencia EFE, “la Comisión tiene 6.188 peticiones y casos en trámite. ¿De dónde provienen esos casos? La diversidad geográfica y temática es impresionante. Desde derechos de los pueblos indígenas, no discriminación, violaciones graves a derechos humanos como ejecuciones extrajudiciales (incluidos aquí los 43 de Ayotzinapa), acceso a medicamentos, acceso a la justicia, femicidios. Las 6,188 peticiones que actualmente atiende la Comisión provienen de prácticamente todo el continente, por la simple razón de que en todos y cada uno de los países miembros existen temas urgentes en materia de derechos humanos. Ahí en donde hay violencia y falta justicia ha llegado la labor titánica de las apenas 26 personas que actualmente laboran en la Dirección de Peticiones y Casos.

 

En un artículo publicado en El País, James Cavallaro, presidente de la Comisión, describe por un lado la dependencia del sistema de financiamiento de países europeos y, por el otro, el desinterés de los países miembros en cumplir con sus aportaciones y en fortalecer el mecanismo de protección de derechos humanos de la región. Cavallaro abunda en datos aun más desoladores: “La CIDH recibe menos de 5 millones de dólares por año de la Organización [Organización de Estados Americanos], .50 centavos de dólar por cada mil personas. Tenemos menos abogados y abogadas que el número de países que atendemos. ¿Cómo se puede cumplir así con nuestro mandato?”

 

La realidad es que esta crisis financiera no se ha creado de manera espontánea; por un lado, el esquema de financiación del Sistema Interamericano de Derechos Humanos nunca fue pensado bajo criterios de sustentabilidad. A eso hay que sumarle el cambio de prioridades de cooperación internacional de la Unión Europea ante la crisis (autoinfligida) de refugiados y migrantes. También el hecho de que los países que han estado bajo el escrutinio de la Comisión, incluyendo México, poco a poco desvanecieron el apoyo financiero.

 

Las cartas están echadas sobre la mesa. El próximo 15 de junio la Asamblea General de la OEA tendrá que ampliar de manera sustantiva el presupuesto que le otorga tanto a la Comisión como a la Corte.

 

Más allá de las voces críticas y hasta difamantes regadas por todo el continente, el movimiento de derechos humanos del continente y, en sí, la sociedad en su conjunto, tenemos que exigir a nuestros respectivos gobiernos que cumplan el compromiso de mantener un sistema fuerte y efectivo para protegernos a todas las personas que vivimos bajo su jurisdicción.

 

¿Que el mecanismo es un reflejo de las realidades geopolíticas de la región? Cierto. ¿Que el Sistema Interamericano de Derechos Humanos tiene muchas deficiencias? De acuerdo, pero también es perfectible. No hay peor sistema de protección que aquel que ni siquiera existe.

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