El Cártel de Sinaloa, Estados Unidos y "El Chapo" Guzmán

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J. Jesús Esquivel

Corresponsal de la revista Proceso en Washington

@JJesusEsquivel

El Cártel de Sinaloa, Estados Unidos y "El Chapo" Guzmán

 

Washington – El debate que existe “sólo en México” respecto a la eventual extradición a Estados Unidos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, podría ser una cortina de humo que oculta la verdad sobre el empoderamiento del narcotráfico en el país, particularmente del Cártel de Sinaloa, ese cártel que según las autoridades mexicanas quedaría debilitado sin su jefe.

Desde hace más de dos años, cuando “El Chapo” andaba a salto de mata, antes de ser recapturado por vez primera, el gobierno de México compró y cedió a la presión del gobierno de Estados Unidos, ataviado de propaganda que señalaba que Guzmán Loera representaba el poder total dentro del Cártel de Sinaloa, y que su captura significaría el principio del fin de la organización criminal.

Cuando en febrero de 2014, en el marco de la campaña de la guerra contra el trasiego de drogas, el narcotraficante fue detenido por agentes federales estadunidenses disfrazados de marinos mexicanos, se suponía que el Cártel de Sinaloa quedaría debilitado; sin embargo, ese sueño guajiro nunca ocurrió. Mientras “El Chapo” estaba tras las rejas en el Altiplano, antes de su segunda fuga de un penal de alta seguridad, el gobierno de Estados Unidos condecoró al Cártel de Sinaloa con el mote de la organización del crimen organizado más poderosa y peligrosa del mundo.

¿Cuál fue entonces el efecto de la captura de Guzmán Loera en la organización que se presumía él comandaba? Ninguna. Es más, en julio de 2015, cuando “El Chapo” se fugó por el túnel del Altiplano, el presunto capo de capos ya le estorbaba al Cártel de Sinaloa. Lo que más deseaban los verdaderos mandos del cártel, Ismael “El Mayo” Zambada García, sus hijos, los hijos de Juan José Esparragoza Moreno “El Azul” y algunos de sus subalternos de mayor categoría, era que a Guzmán Loera lo agarraran las autoridades y que eventualmente lo enviaran a Estados Unidos.

La recaptura de Guzmán Loera, con todo lo que representa, no significó nada para el trasiego de drogas del Cártel de Sinaloa, su expansión de poder y muerte siguió su camino.

“El Cártel de Sinaloa es la organización criminal más poderosa del mundo y es el dueño del mercado de las drogas en Estados Unidos”, aseguró Douglas Coleman a este reportero en una entrevista publicada en el numero 2063 de la revista Proceso.

Las aseveraciones de Coleman, agente especial de la DEA y jefe de la División de la DEA en Phoenix, Arizona, se dieron en el mismo momento en que trasladaron a “El Chapo” del penal del Altiplano al Cefereso 9 de Ciudad Juárez, Chihuahua. La cercanía geográfica de la nueva celda de Guzmán Loera con el territorio estadunidense, casi frente a El Paso, Texas, reavivó el debate en México sobre su inminente extradición. Para darle más candor a la especulación, dos jueces le dieron luz verde a la extradición del narcotraficante, mientras la Secretaría de Relaciones Exteriores tiene un plazo de 20 días para aprobarla o negarla, que será seguramente lo primero. Al suspenso habría que agregarle el hecho de que legalmente los abogados de “El Chapo” pudieran dilatar el fallo de enviarlo a los Estados Unidos con la intervención jurídica del amparo, al que tiene derecho como ciudadano mexicano.

En la actualidad, a la DEA no le entusiasma en lo más mínimo que el gobierno de Enrique Peña Nieto entregue a Guzmán Loera. Al margen de este estira y afloja sobre un capo viejo, abandonado y ya sin poder, a la DEA lo que le preocupa es que sin él, los nuevos jefes del Cártel de Sinaloa se colocaron como los dueños del mercado de heroína blanca de la Costa Este de los Estados Unidos. Coleman asegura que este logro criminal se desprende de la inteligencia empresarial de los nuevos jefes del Cártel de Sinaloa, que fueron a Colombia y contrataron a un ejército de cocineros de ese país, para que en laboratorios clandestinos ubicados en varios puntos del territorio mexicano transformaran en blanca la tradicional heroína mexicana cafecita o negrita, como se le conoce en el mercado ilegal de las drogas.

Los informes de inteligencia de la DEA sostienen que a los nuevos líderes del Cártel de Sinaloa no les quita el sueño la extradición de Guzmán Loera. No hablará jamás sobre las nuevas tácticas del cártel, en primer lugar porque las desconoce y, en segundo, porque al hacerlo firmaría la sentencia de muerte de sus hijos que aún dirigen una facción de la organización criminal.

La DEA lo sabe. Lo que el gobierno estadunidense quiere hacer cuando Peña Nieto le entregue a “El Chapo” es castigarlo con una sentencia ejemplar de cadena perpetua o más de 50 años de prisión, para que otros narcos echen a remojar sus barbas.

Lo que verdaderamente preocupa en estos momentos al gobierno de Estados Unidos respecto al Cártel de Sinaloa, es que el gobierno de Peña Nieto no ha hecho algo importante para desmantelar los laboratorios clandestinos donde trabajan los cocineros colombianos para detener el flujo de heroína blanca producida en México. Mientras tanto, Peña Nieto quiere disfrazar como una supuesta “rotación” de mecanismos de seguridad el traslado de “El Chapo” a la antesala de la extradición en Ciudad Juárez. Existe un cierto temor a una nueva fuga, incluso que fuese más espectacular que la segunda.

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