Entre la emergencia y la urgencia

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Ricardo González Bernal

Coordinador del Programa Global de Protección de Article 19

@R1card0G0nzalez

Entre la emergencia y la urgencia

En medio de los efectos inmediatos a las acciones terroristas del 13 de noviembre en París, las autoridades francesas se apresuraron a dar con el paradero de los perpetradores y a hacer los ajustes necesarios para garantizar la seguridad. Inmediatamente después y en medio de la confusión, el presidente François Hollande declaró un estado de emergencia ante lo que hoy sabemos con certeza, fue uno de los ataques más violentos dentro del territorio francés en los últimos 60 años. Muchos gobiernos extranjeros se solidarizaron y la población francesa aceptó sin mayor problema la imposición del estado de emergencia sin mayor crítica u oposición.

El consenso de apoyo a esta decisión parece haberse fundado en aquella vieja frase de que las situaciones extraordinarias requieren medidas extraordinarias.

El estado de emergencia es una figura legal presente en muchos marcos jurídicos alrededor del mundo con el objetivo de garantizar que los gobiernos puedan hacer frente a situación excepcionales de crisis sanitarias o humanitarias, o bien para contener situaciones extremas de amenazas a la seguridad nacional o el orden público. El derecho internacional de los derechos humanos contempla esta posibilidad como una herramienta excepcional que tiene que cumplir varios requisitos: tiene que ser compatible con los valores democráticos y debe probarse su necesidad; debe de ser impuesto por una ley; y debe de tener una temporalidad limitada.  

Luego de que transcurrieran los primeros 12 días del estado de emergencia, el presidente François Hollande anunció que solicitaría la extensión del mismo hasta por varios meses. Aunque en 2005 durante las revueltas en los suburbios de París se impuso el estado de emergencia en varios barrios, la última vez que había sido impuesto a nivel nacional fue en 1961, cuando un grupo de militares intentó dar un golpe de estado para evitar la independencia de Argelia.

¿Pero qué implica concretamente un estado de emergencia? Como medida extraordinaria, los estados de emergencia implican la ampliación de poderes de las fuerzas de seguridad, incluyendo la posibilidad de realizar cateos a lugares y personas sin orden judicial, imposición de arrestos domiciliarios preventivos, restricción de las reuniones masivas de personas, --como marchas y desfiles--- e imposición de toques de queda. También se contempla el incremento de seguridad en lugares públicos, presencia de agentes armados, y de ser necesario, el control de la prensa y medios de comunicación. Esto último hasta el momento no ha sido implementado.

De acuerdo con información de diversos medios internacionales, hasta el momento más de 100,000 soldados y policías han sido movilizado a lo largo de las fronteras y dentro del territorio francés. Poco menos de 100 personas con nacionalidad francesa están bajo arresto domiciliario. Más de 100 domicilios, en su mayoría de familias o personas musulmanas, han sido cateadas.

A medida que pasa el tiempo y se va dejando atrás la emergencia, los deseos y los temas urgentes vuelven a salir a flote.

Lo urgente perdura más allá de la emergencia. Francia tiene dos eventos importantísimos que atender más allá de lo sucedido el pasado 13 de noviembre. Primero, las elecciones regionales del día 6 de diciembre y luego las elecciones del 13 de diciembre. En medio de la crisis, no fueron pocas las voces que llamaron a posponer los comicios pero las autoridades aseguraron que habían condiciones para llevar a cabo las votaciones. En segundo lugar, a partir del 30 de noviembre y hasta el 12 de diciembre, París es la sede del COP21, la conferencia más importante sobre cambio climático que reúne a 195 países. Ambos temas resultan urgentes, por un lado durante las próximas elecciones se podrá dimensionar el avance de la derecha conservadora y nacionalista y en segundo lugar, durante el COP21 se discutirán temas tan relevantes como la posibilidad de crear un nuevo tratado internacional que oblige a los Estados a reducir de manera significativa las emisiones de gases contaminantes en lugar de sólo recurrir a la buena voluntad de los mismo.

¿Qué tan libre pueden ser una elecciones cuando las fuerzas armadas y policiales están en las calles? ¿Cómo puede asegurarse que la voz de los movimientos ambientalistas independientes sea escuchada cuando existen restricciones de acceso en las fronteras y en las zonas aledañas a la sede de la conferencia?

El sur global ofrece respuestas a estan interrogantes a partir de situaciones semejantes, las elecciones militarizadas y los cercos a la sociedad civil son cosa común. Sin embargo en el caso de Francia, estás restricciones están siendo aplicadas con un respeto irrestricto al Estado de derecho. Entre la emergencia y la urgencia, Francia es hoy por hoy un ejemplo de los tiempos por venir en varias latitudes del planeta.

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