ABC y SOS en Sonora

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Por Daniel Gershenson

@alconsumidor

Cuando se habla sobre el asunto de la Guardería ABC, los políticos y demás funcionarios involucrados en este Crimen sin Castigo evaden estudiadamente la realidad del evento y sus consecuencias: bajan la vista o cambian de tema porque no es agradable recordar –si alguna vez lo supieron- que han muerto de distintas maneras cuando menos veintisiete niños desde octubre de 2011. O desvían el sentido de las escasas preguntas que ciertos medios se atreven, con una timidez que exaspera, a plantearles. Es un monólogo sin consecuencias, transcrito fielmente y no acepta preguntas posteriores.

No basta con ignorar olímpicamente a aquellos papás y mamás que han salido a la calle prácticamente desde las semanas que siguieron a la muerte o lesión de sus hijos. Es menester, si los acorrala la realidad de la tragedia y su vinculación con ella, invitarlos a que se tomen la foto (los familiares que han elegido, y uno los respeta, la vía alterna de la negociación directa con aquellos que ocasionaron el desorden que derivó en el infierno y pesadilla del viernes cinco de junio de 2009, en Hermosillo) en una fecha elegida para maximizar el impacto psicológico sobre las víctimas. El 30 de abril de 2010, por ejemplo: Día del Niño, tal y como sucedió cuando Felipe Calderón era Presidente y su esposa Margarita (parienta de una de las copropietarias de la guardería) convocó a un grupo selecto de padres a Los Pinos.

Eduardo Bours, el ex gobernador del PRI al que se le descompuso la campaña para la precandidatura presidencial de 2012 tras el incendio, lo dijo mejor que nadie. Con destreza calculada, expectoró la frase: ‘Duermo como bebito’. Fue en una de sus últimas conferencia de prensa, cuando alguien le preguntó si tenía remordimientos por el siniestro y si había grados de responsabilidad atendibles por su persona ante la derrota propinada por Guillermo Padrés y el PAN (quien parece que resultó un remedio más corrupto que la enfermedad, pero eso es otro tema) a la maquinaria priísta. La provocación hacia las familias no pasó desapercibida, pero el golpe ya estaba dado y no acarreaba, para él, consecuencia social alguna.

Algo con efecto parecido había dicho Daniel Karam, director del IMSS, quien sucedió a Juan Molinar Horcasitas: subrogador principalísimo de estancias infantiles, mediante asignación directa, a amigos y parientes en un afán por transformar este servicio público en negocio privado altamente redituable.

La Guardería ABC cumple con todos los requisitos de protección civil’.

A Eduardo Medina Mora, en ese entonces titular de la PGR, se le ocurrió confirmar lo que la sociedad intuía que iba a ser el sentido del discurso y la acción del Poder Ejecutivo en manos del panista Calderón: el mismo que, en contubernio con el Judicial, exoneraría a los principales responsables del incendio -un año después- a raíz del rechazo del pleno de la Suprema Corte al proyecto del Ministro Arturo Zaldívar.

El incendio de la Guardería ABC no es un delito grave

Y si no lo era, se justificaba la imposición de fianzas por parte del juez, de dos mil pesos por cada socio. Cuarenta pesos y ochenta y un centavos, multiplicados por 49 víctimas.

¿Qué se habrá creído la cruda realidad, pensando que el país iba a tomar otro rumbo para garantizar que esta atrocidad no volviese a suceder? El único imperativo era controlar los daños. Por eso muchos niños que se debatían entre la vida y la muerte serían llevados, mediante engaños a sus padres, a un hospital en Guadalajara. La alternativa que ofrecían las clínicas especializadas en los Estados Unidos se canceló por órdenes expresas de los tres niveles de gobierno. Esos niños murieron en condiciones inenarrables. El director de la clínica, cuyos médicos habrían sido acusados de mala práctica en otro país, se llama Marcelo Castillero Manzano. Hoy es delegado del Seguro Social en Jalisco.

La cadena de complicidades que busca perpetuar la impunidad y premiarla con más y mejores recompensas políticas, es vasta. Dos dueños de la estancia: Marcia Gómez del Campo y Gildardo Urquides, ex funcionario de la administración de Bours, han sido absueltos y no enfrentan más cargos que los pudieran incomodar. Los dos socios restantes, Antonio Salido y Sandra Téllez (esposo de Gómez del Campo y cuñada de Urquides, respectivamente), se encuentran en vías de obtener el mismo beneficio.

Téllez y Urquides acudieron, el 12 de agosto de 2009, nueve semanas después del incendio, al despacho de una diputada local en funciones llamada Claudia Artemiza Pavlovich Arellano. Recibieron, de su puño y letra, sendas Cartas de Recomendación que entregaron al juez que llevaba la causa. No eran las únicas: prácticamente toda la clase empresarial y buena parte de la religiosa se empeñó en la misma tarea.

Hoy Pavlovich, en pago a servicios como éste y de la mano de Manlio Fabio Beltrones (vicepresidente de facto de México), obtuvo la gubernatura del estado de Sonora en las elecciones del domingo 7 de junio: dos días después del sexto aniversario del incendio, y la más absoluta impunidad.

En entrevista para un medio nacional que ha sido particularmente indulgente con ella, la gobernadora electa se atrevió a lastimar aún más a las familias afectadas y a aquel sector minoritario de la sociedad que piensa que no merece haber sido postulada por el PRI de Peña Nieto y César Camacho para ese puesto. Esto dijo desde Hermosillo, en el inicio de la plenitud de su poder, y sin el más mínimo dejo de ironía:

Confío en que haya castigo para altos funcionarios por el caso de la Guardería ABC. Mis respetos para tanto sufrimiento de tantas familias y justicia que no es expedita no es justicia. Han pasado demasiados años y no ha pasado absolutamente nada hasta el momento

Como una de las funcionarias responsables de que, en efecto, no hubiese pasado nada desde el 5 de junio de 2009 para aliviar el dolor y la pena de esas mismas familias, Pavlovich no parecería tener autoridad moral para pronunciarse de esta manera. Pero estamos en México y todo se vale.

Sus Cartas de Buena Conducta a favor de los dueños de ABC expresaban que ‘no tenía inconveniente’ en ‘recomendarlos de la manera más amplia’, ya que, en su estimación, ‘su desenvolvimiento en nuestra comunidad ha sido siempre con honorabilidad [sic]’.    

Los demonios andan sueltos. El ex procurador de Sonora que tuvo bajo su encargo las investigaciones iniciales: mal hechas, diseñadas para encubrir a los responsables y torcer las indagatorias, se llama Abel Murrieta Gutiérrez. Ha sido electo para ocupar un escaño en la Cámara de Diputados.

Estos son los únicos saldos visibles de la peor tragedia infantil en nuestra Historia.

Por eso se habla, en éste y otros ámbitos, de una verdadera Emergencia Nacional.

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