Mañana (Margensur)

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Alejandro Saldaña Rosas

Sociólogo. Profesor Investigador de la Universidad Veracruzana

Twitter: @alesal3 / Facebook: Alejandro Saldaña

 

 

 

Mañana

 

 

 

 

 

En francés Demain, en inglés Tomorrow, en español Mañana. El documental de Cyril Dion y Mélanie Laurent producido por KARMA FILMS en colaboración con SCREENLY es absolutamente fascinante. Si usted, amable lector(a), aún no lo ha visto se lo recomiendo ampliamente. Disponible en Netflix, la película documental  también puede rentarla o comprarla en la siguiente liga: https://www.youtube.com/watch?v=YAbsVgAFkog Supongo que también puede adquirirla vía iTunes o en librerías y tiendas de discos y películas. 

El documental obtuvo el premio César en 2015, en Francia ha sido visto por más de un millón de personas, en España también ha tenido una gran acogida, sin embargo en México no ha sido exhibido ampliamente, salvo algunas funciones en cineclubes y foros alternativos (en Xalapa, por ejemplo, se presentó en el bar La Moderna). No soy crítico de cine ni pretendo serlo, por lo que simplemente voy a exponer algunas ideas en torno a esta magnífica película. 

El punto de partida del documental es un tanto catastrofista: la posible desaparición de una parte de la humanidad en un plazo muy breve (el año 2100) como consecuencia del cambio climático y sus perniciosos efectos. Afortunadamente el tono alarmista se abandona a los pocos minutos del filme para dar pie a cinco capítulos en los que se muestran acciones que se están poniendo en marcha en diferentes partes del mundo para construir escenarios diferentes ante el evidente fracaso del capitalismo globalizado. En cinco capítulos se exponen algunas de las muchas iniciativas emprendidas en todo el mundo por colectivos, organizaciones y ciudadanos para dar un giro a la enloquecida y evidentemente fracasada perspectiva del desarrollo económico impuesta por las corporaciones globalizadas. Es un documental altermundista de enorme vigor, esperanza y propuestas de acción muy claras. 

Luego de la apocalíptica introducción, la película se organiza en cinco capítulos: i) agricultura; ii) energía; iii) economía; iv) democracia; v) educación. Desde mi punto de vista, los dos últimos capítulos quedan a deber en comparación con los magníficos tres primeros; quizás se agotó el presupuesto (obtenido vía crowdfounding), el tiempo se prolongó mucho o alguna otra circunstancia se atravesó, no lo sé. 

No es mi intención vender trama, por lo que simplemente menciono algunas de las experiencias más interesantes presentadas en los tres primeros capítulos. Se trata de experiencias surgidas en el corazón mismo de países considerados “desarrollados” que muestran la construcción de proyectos sociales alternativos al modelo industrial, consumista y expoliador del capitalismo neoliberal.   

En el capítulo dedicado a la agricultura destacan las experiencias de agricultura urbana de la otrora capital mundial del automóvil, Detroit, y las de agricultores franceses que con técnicas de permacultura logran producciones muy por encima de los rendimientos promedio. Ambas experiencias (no son las únicas, por supuesto) nos invitan a reflexionar sobre las relaciones campo-ciudad y particularmente sobre la necesidad de producir los alimentos que requerimos en el lugar mismo donde habitamos. No necesitamos traer alimentos producidos a miles de kilómetros de distancia si logramos producirlos en nuestro territorio, con eso nuestra huella de carbono se reduciría considerablemente y la calidad de nuestra alimentación mejoraría. La agricultura orgánica en la ciudad y en el campo es una alternativa viable, posible y necesaria, como lo muestran experiencias exitosas por todo el mundo. En América Latina destacan las de Argentina, Cuba y Colombia. 

El capítulo sobre la energía muestra los esfuerzos de diferentes ciudades por eliminar paulatinamente su dependencia de los combustibles fósiles, petróleo fundamentalmente. Copenhague ha avanzado enormemente en la materia, sobre todo por el desaliento al uso del automóvil a la vez que el impulso a la utilización de las bicicletas y el transporte público. La meta de la ciudad es sustituir paulatinamente el uso de coches con motor de gasolina por vehículos eléctricos (alimentados con energía solar y eólica) sin dejar de apoyar el transporte colectivo ni de ampliar su ya de por sí extensa red de ciclovías. Si una ciudad con un clima tan inhóspito ha logrado superar su dependencia del automóvil, es de suponerse que en muchas ciudades mexicanas es perfectamente factible dejar los coches en casa para desplazarnos al trabajo, la escuela, el médico, etc. en bicicleta y/o en transporte público eficiente, cómodo y barato. 

El capítulo tercero es el que me asombró más, particularmente por la amplia difusión que hay de las monedas locales o monedas sociales que complementan a las monedas oficiales en diferentes países. En México tenemos la maravillosa experiencia del Túmin, la moneda social que surgió en el norte de Veracruz (en Espinal) y que ahora circula ya en varias ciudades del estado (Papantla) y en localidades de 16 estados del país: http://www.tumin.org  

En el documental Demain conocemos la experiencia de Totnes, una pequeña comunidad en transición en Inglaterra, que ha acuñado su propia moneda. En la imagen siguiente puede usted ver a Rob Hopkins, impulsor del Movimiento de Transición, con un billete de 21 libras Totnes: 

 

 

Las monedas sociales están en franca expansión en el mundo. Se estima que hay más de cuatro mil monedas sociales en todo el mundo; en México hay al menos 12: http://lacoperacha.org.mx/No-soy-monedita-de-oro-monedas-sociales-comunitarias-Mexico.php  Los gobiernos no pueden impedir que las personas intercambien bienes y servicios con arreglo a pautas fijadas por ellas mismas en función de criterios de solidaridad, justicia y reciprocidad; si para facilitar los intercambios crean sus propias monedas, que no pretenden sustituir a las monedas oficiales, es imposible frenar su existencia. Las monedas sociales son una de las muchas formas de resiliencia social y económica que colectivos y ciudadanos de todo el mundo han construido para resistir la violencia del capital y del estado. 

Quizás Demain se convierta en un hito en la construcción de otros mundos en los que todos quepamos, no lo sé. Lo cierto es que el filón más rico, interesante y transformador del documental es su apuesta por la esperanza. Para nosotros, las y los mexicanos, es muy importante darnos cuenta que es posible vivir en otros escenarios que no son ni los del capital y su racionalidad de crecimiento infinito (lo que de suyo es imposible), ni los del estado y su corrupta compra de voluntades mediante la reproducción de la pobreza y la ignorancia. Otros mundos son posibles, otras realidades están ya aquí presentes, otras antiguas pautas de estar en sociedad nos acompañan, siempre lo han hecho aunque no las hayamos visto, escuchado, entendido.  

Demain en francés, Tomorrow en inglés, Mañana en español. Una mirada por la rendija de lo posible, de lo necesario, de lo imprescindible. Machado lo dijo impecablemente: “hoy es siempre todavía, toda la vida es ahora”.  

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