Corresponsal de la revista Proceso en Washington
@JJesusEsquivel
La piñata de Peña Nieto
Washington – Cuando busca beneficios electorales, Donald Trump usa como trapeador a México y específicamente al gobierno de Enrique Peña Nieto.
El miércoles 13 de septiembre Trump tomó el garrote y rompió la piñata llamada Peña Nieto para dos cosas: primero, para argumentar ante el liderazgo demócrata del Capitolio que el peñismo tiene a México al borde de la catástrofe. Y segundo, para, con base en este escenario, conseguir la justificación y anuencia legislativa para construir el muro en la frontera.
El general John Kelly, jefe del gabinete de la Casa Blanca, advirtió a los líderes demócratas -Nancy Pelosi, de la Cámara de Representantes, y Charles Schumer, del Senado- que si México se sumiera en una crisis similar a la de Venezuela habría una desmedida migración de mexicanos en busca de alternativas económicas y de seguridad en los Estados Unidos.
Este argumento, del que dio cuenta el periódico The New York Times, aconteció en el marco de las negociaciones personales de Trump con los demócratas para el acuerdo de regularización de los más de 800 mil inmigrantes acogidos a la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).
Los demócratas y Trump lograron un acuerdo para buscar una regularización de empleo y residencia para los beneficiados por DACA, pero los legisladores que representan a la minoría en el Congreso no compraron el cuento de la venezolanización de México para justificar el amurallamiento en la frontera común.
Lo que dijo Kelly a los demócratas no fue fortuito. Ese mismo día, horas antes de la reunión de Trump con los demócratas, Luis Videgaray, el canciller mexicano, se reunió con los principales asesores del mandatario estadunidense.
No hay manera de corroborarlo, pero lo develado por el New York Times expone a Kelly usando la misma narrativa de Peña Nieto cuando advierte que si en las elecciones de julio de 2018 gana Andrés Manuel López Obrador, líder de Morena, el país se hundiría en una crisis democrática, económica y social como la de Venezuela bajo la presidencia de Nicolás Maduro.
A todas luces, lo que alardeó Kelly ante los demócratas huele y tiene la marca de Videgaray.
La venezolanización de México no tuvo resonancia entre los demócratas para conseguir su respaldo a la edificación del muro fronterizo, promesa de campaña que debe Trump a sus electores y que quiere cumplir rompiendo la piñata llamada Peña Nieto.
Una muralla en la frontera no parará el flujo de inmigrantes indocumentados y mucho menos de drogas, como asegura Trump.
No es por darle ideas al rubio presidente de Estados Unidos ni a su jefe de gabinete, pero si nos fuéramos al extremismo racional y no al retórico de Peña Nieto y Videgaray, exponer en detalle al Capitolio la crisis de seguridad que priva en México podría tener más efecto que la venezolanización.
Si Trump, Kelly o quien fuera, presentara a demócratas y republicanos las estadísticas acumuladas en el mandato de Peña Nieto del número de muertos por la violencia criminal, de las desapariciones forzadas, los secuestros, feminicidios, los casos de corrupción, de la impunidad gubernamental para aplicar la justicia, y los efectos que tiene esto en la situación económica y sicológica de la sociedad mexicana, tendría más éxito para lograr que le aprueben los fondos para el dichoso muro. Si a esas estadísticas las acompaña el gobierno de Trump con imágenes aterradoras como las que lamentablemente ya nos acostumbramos a ver los mexicanos, la sociedad estadunidense y todo el Capitolio, aun sabiendo que el muro no es la solución para los propósitos que plantea el presidente rubio, no dudarían en querer amurallar y poner a vigilar al Pentágono toda la región limítrofe del sur.
En el sexenio de la sangre y la impunidad de Peña Nieto lo que en realidad aterra es la arraigada inseguridad nacional y no la supuesta venezolanización, que los peñistas afirman se dará en México si López Obrador gana en el 2018.
