El socavón, el ciego y el sordo

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J.Jesús Esquivel

Corresponsal de la revista Proceso en Washington

@JJesusEsquivel

 

 

 

 

 

 

 

 

El socavón, el ciego y el sordo

 

 

Washington – El descaro de los funcionarios del gobierno de Enrique Peña Nieto, es de tal grado que piensan que se inmolan cuando aceptan errores con costos fatales y pese a todo; consideran que debemos agradecerles el sacrificio de aferrarse al hueso.

 La desfachatez con la cual Gerardo Ruiz Esparza, Secretario de Comunicaciones y Transporte (SCT), defendió y justifico su permanencia en el puesto después del caso del Socavón del Paso Exprés, en Cuernavaca, Morelos, expone a una clase de políticos carentes de honradez, decencia y civismo.

“No es necesario un sacrificio político”, fue la frase de antología con la que Ruiz Esparza respondió a la exigencia de su renuncia de la SCT por su irresponsabilidad en el asunto del Socavón. Después de todo y de la muerte de dos personas, Ruiz Esparza cree que los mexicanos debemos estar agradecidos de que siga al frente de una Secretaría saturada de corrupción e irregularidades.

La comparecencia de este martes de Ruiz Esparza ante la Tercera  Comisión de la Comisión Permanente de la Cámara de Diputados, es la prueba más reciente de la impunidad con la que se ha manejado el sexenio de Peña Nieto. Frente a una fatalidad como la ocurrida por el Socavón en Cuernavaca, derivada de la irresponsabilidad gubernamental, Ruiz Esparza no solo ya debería estar despedido, sino hasta demandado por la familia de las víctimas. La responsabilidad directa del trágico accidente es de la SCT y por ende de su titular.

Sin el menor pudor y con el tono y seguridad más burocrática de los típicos funcionarios priistas y peñistas, Ruiz Esparza rechazó la inhabilitación inmediata -como debió hacerse desde el momento del accidente- de las empresas Aldesa y Epccor; que construyeron el fraude del Paso Exprés.

Ruiz Esparza les manifestó a los diputados que su responsabilidad –que es más bien irresponsabilidad-, se centra en “que se deslinden responsabilidades”. Se rasgó las vestiduras Ruiz Esparza al añadir que desde el primer momento del mortal accidente causado por error, mal trabajo y servicio de las empresas que defiende, él asumió la responsabilidad. Eso sí, sin colocar la cabeza de nadie en la piedra de los sacrificios. Piensa que con su oblación por seguir al frente de la SCT debemos estar contentos quienes le pagamos su salario y ponemos el dinero que reparte a empresas irresponsables.

 

El castigo a las empresas involucradas por el Socavón, si es que se llega a dar, vendría una vez que la Secretaria de la Función Pública emita un fallo al respecto. Mientras tanto, como Ruiz Esparza lo hizo saber, Aldesa continuará haciendo de las suyas con los 28 contratos que tiene con la SCT por más de 7 mil millones de pesos, y Eppcor con las asignaciones gubernamentales que le otorgó la presidencia de Peña Nieto, equivalentes a 906 millones de pesos.

Claro está que los pupilos forjados en el Grupo Atlacomulco no se quieren sacrificar cuando desangran al bolsillo del erario con el propósito de enriquecer a empresarios amigos y familiares.

 ¡Total! Ellos siguen pensando que en este gobierno hubo un ciego que no vio el Socavón, y un sordo que no escuchó la exigencia de renuncia. La opinión y demandas de la ciudadanía, no cuentan.

 

 

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