La dictadura (im)perfecta (Margensur)

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Alejandro Saldaña Rosas
Sociólogo. Profesor Investigador de la Universidad Veracruzana
Twitter: @alesal3 / Facebook: Compa Saldaña

 

 

 

 

La dictadura (im)perfecta

 

“México es la dictadura perfecta”.

Mario Vargas Llosa

 

En su momento (1990) la frase del escritor sonó fuerte, caló hondo y suscitó virulentas reacciones en contra: eran los tiempos dorados del salinismo. Vargas Llosa construyó su argumento señalando que “la dictadura perfecta no es el comunismo, no es la Unión Soviética, no es Fidel Castro: es México porque es la dictadura camuflada de tal modo que puede parecer no ser una dictadura pero tiene, de hecho, si uno escarba todas las características de la dictadura”. De acuerdo con el premio Nobel de literatura, la de México es una dictadura perfecta porque la permanencia en el poder no es de un hombre, sino de un partido que permite la crítica siempre y cuando le sea útil. Además, dijo Vargas Llosa, la dictadura mexicana se vistió de una retórica de izquierda y reclutó a los intelectuales en torno suyo, los reclutó para que la apoyen, incluso a través de la crítica. Aquí el video y las atribuladas reacciones de uno de los reclutados, Octavio Paz: https://www.youtube.com/watch?v=kPsVVWg-E38

            Como puede usted observar, Paz de inmediato intervino para precisar que en México no ha habido una dictadura militar (como en muchos otros países de Latinoamérica) pero sí “hemos padecido la dominación hegemónica de un partido”. Bien, con el paso de los años es dable afirmar que hemos padecido la dominación hegemónica de un partido y sus múltiples advocaciones de todos los colores: azul, verde, amarillo, naranja, etc. Los clones del PRI han puesto de manifiesto que la “alternancia democrática” simplemente afinó los mecanismos de reproducción de la dictadura (im)perfecta, o la dominación hegemónica de un partido, y sus múltiples y flexibles transfiguraciones. Al cabo de tantas décadas, de tantos siglos, seguimos siendo un país donde los pobres son mayoría, la exclusión regla, la impunidad ley, los privilegios justificados, el enriquecimiento ilícito celebrado y el cinismo moneda corriente. Si esto no es una dictadura, poco le falta, realmente muy poco.

            Fundamento la caracterización –dictadura imperfecta- en tres acontecimientos sucedidos en los últimos días: a) la ejecución por parte de un militar de un civil en Palmarito, Puebla; b) el asesinato de la activista Miriam Rodríguez en Tamaulipas; y c) la escandalosa compra y coacción del voto en el estado de México, ante la mirada aquiescente de las instituciones electorales.

            En otras palabras, y como se ha insistido desde hace muchos años: #FueElEstado. Es el Estado, y si esto no es una dictadura, no sé cómo nombrarla puesto que el sistema de dominación se ha mantenido incólume a través de la misma “alternancia” de partidos en el gobierno. Da exactamente lo mismo si es el PRI o el PAN o el PRD quien gobierne, puesto que reproducen los mismos mecanismos de control, la misma exclusión social, la misma corrupción.

  1. Un militar ejecuta a un civil en Palmarito Tochapan, Puebla. Previamente, los civiles (huachicoleros, esto es, delincuentes robadores de gasolina de los ductos de PEMEX) habían asesinado a dos soldados (los videos muestran que al menos a uno le dispararon por la espalda). Reprobables todas las muertes, dolorosas por igual, indeseadas siempre. La Secretaría de la Defensa Nacional ha dicho que el militar actuó de motu propio, pero obvia decir que estaba en la localidad respondiendo a órdenes superiores. Una investigación a fondo (de las que se anuncian pero no se hacen en México) demostraría la responsabilidad del Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, Enrique Peña Nieto, en la ejecución de un civil, puesto que él es el responsable de las acciones militares del Ejército. Y también sería responsable de los dos soldados muertos, toda vez que la movilización de la tropa a la zona de conflicto es derivada de una orden superior: sacar al Ejército a las calles para hacer funciones que no le corresponden. Por donde se le vea, la responsabilidad del ejecutivo es ineludible. Aun más, porque el robo de combustible a PEMEX es imposible de realizarse sin la complicidad de funcionarios de la empresa, de todos los niveles. Y por supuesto, del sindicato dirigido por el senador priista Carlos Romero Deschamps. No olvidemos que al director general de PEMEX lo nombra el presidente, y que el líder sindical es su correligionario.

            Por otra parte, los sistemas de control técnico y de gestión de PEMEX permiten saber que si 10 mil barriles fueron bombeados de un punto y a su destino llegaron digamos 9 mil 500, hay un faltante de 500; mis cifras son conservadoras y al tanteo, pero hace unos años entrevisté a ejecutivos de la empresa que me dijeron que es imposible no saber cuánta gasolina sale y cuánta gasolina llega. Ergo: corrupción, moches o como quiera usted llamarle. El gobierno de Peña está embarrado por los cuatro costados: por indolente, por corrupto, por mentiroso y por asesino.

            Además, el expediente de militares que asesinan a civiles tiene largos antecedentes: Tlatelolco 1968, la guerra sucia en Guerrero, Oaxaca, DF, estado de México, etc. entre 1971 y 1989 (al menos), Chiapas y particularmente Acteal en 1997 en donde el ejército fue omiso a niveles de complicidad, Tlatlaya y muchos otros casos que evidencian la actuación del ejército en contra de población civil; así sean delincuentes: no se les puede asesinar antes de juicio. Violentar este principio es contra el estado de derecho, rasgo propio de una dictadura.

2. Miriam Rodríguez buscó a su hija Karen Alejandra Salinas Rodríguez, desaparecida en 2012, e hizo lo que no pudo el gobierno federal ni estatal: la encontró. Muerta, en una fosa clandestina en San Fernando, Tamaulipas. Aun más, dio con los culpables de su asesinato. Uno de los asesinos se fugó el 23 de marzo de 2017 junto con otros 27 reclusos de un penal en Ciudad Victoria a través de un túnel de más de 40 metros de largo y 5 de profundidad. La fuga de más de 20 reclusos solamente se pudo dar con la complicidad de funcionarios de la Procuraduría de Tamaulipas y del penal de Ciudad Victoria. Nuevamente: es imposible que una acción de tal dimensión ocurriera sin que el gobierno estatal e incluso el federal estuvieran enterados, y tal vez dieran su beneplácito a cambio (supongo) de jugosos dividendos.

            Después de la fuga de uno de los asesinos de su hija, Miriam Rodríguez denunció reiteradamente que temía por su vida: ni el gobierno de Tamaulipas ni el Federal hicieron absolutamente nada para protegerla. Son responsables de no haberla protegido. Miriam fue asesinada el 10 de mayo, fecha altamente simbólica.

            La muerte de Miriam Rodríguez es una más en la larga lista de asesinatos de familiares en búsqueda de sus desaparecidos: la familia Reyes Salazar (5 integrantes de la familia asesinados entre 2008 y 2011), Marisela Escobedo (asesinada en diciembre de 2010), Nepomuceno Moreno (diciembre 2011), Sandra Luz Hernández (mayo 2014), Norma Bruno (febrero 2015), Miguel Ángel Jiménez, (agosto 2015), Luis Abraham Cabada (diciembre 2015), Brenda Carrero (diciembre 2015), Heriberto López Gastélum (noviembre 2016), Gerardo Corona Piceno (abril de 2017), Miriam Rodríguez (mayo 10 de 2017). En una democracia mínima, chiquita, no sólo no habrían muerto los familiares de los desaparecidos: simplemente no habría desaparecidos. Los más de 30 mil que se tienen registrados y los más de 130 mil muertos son signo contumaz de que la dictadura (im)perfecta funciona con total impunidad. Llámenle como mejor les plazca, pero los hechos demuestran que la “alternancia” continuó la estela de muerte, corrupción y negligencia que ha costado más vidas que las dictaduras del cono sur latinoamericano.

3. El sistema de dominación hegemónica, o la dictadura (im)perfecta se legitima a través de las elecciones. “Renovar” representantes populares y cargos de elección son mecanismos necesarios para lavar la cara al sistema de dominación y acaso para generar expectativas democráticas, pero lo cierto es que salvo contadas excepciones, la “alternancia” no ha significado ningún cambio en las condiciones de vida de la población.

            La elección del 4 de junio en el estado de México bien podría caracterizarse como la más sucia en la historia reciente del país. El PRI ha puesto en marcha un inmenso fraude que ocurre día a día ante nuestros ojos, con el evidente contubernio del INE, la FEPADE y el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM). En una democracia efectiva el fraude simplemente sería imposible de realizarse y los intentos de compra y coacción del voto serían severamente sancionados. En el reparto de dinero cuyo origen debería investigarse, llama la atención lo ocurrido en las oficinas del PRI en Neza en días pasados cuando en un intento de robo (¿ladrón que roba a ladrón?) fueron asesinadas cinco personas. Ahora se sabe que en las oficinas había 4 millones de pesos en efectivo: http://www.sinembargo.mx/13-05-2017/3215773. ¿Cuál es el origen de ese dinero? ¿Para qué lo quería en efectivo el PRI de Neza? ¿Quiénes fueron los culpables del intento de robo y posterior balacera? ¿Dónde quedó ese dinero? Muchas preguntas y ninguna respuesta de las autoridades mexiquenses y federales.

            A pesar de los enormes recursos vertidos para trampear la elección, es probable que el PRI sea derrotado y la maestra Delfina Gómez sea la próxima gobernadora de la entidad.

            Acabar con la dictadura (im)perfecta no es tarea sencilla, implica organización, denuncia, lucha en diferentes frentes. Precisamente en uno de estos frentes la dictadura (im)perfecta ha perdido toda posibilidad de control: la información. Mientras tuvo el control de la información que circulaba a través de medios de comunicación de masas, la dictadura (im)perfecta vivió en calma chicha, pero en tiempos en los que la información circula fundamentalmente por las redes sociales, las denuncias de atropellos, violación a los derechos humanos y abusos de poder se han multiplicado exponencialmente. Las redes han permitido evidenciar a la dictadura (im)perfecta. Ahora nos corresponde transformar la indignación en organización desde los barrios, las escuelas, las comunidades, las fábricas. Llegó el tiempo de terminar con la dictadura (im)perfecta en México.

 

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