Claudia Soriano Segoviano. Psicoterapeuta Gestalt y Psicocorporal
Facebook: Psicoterapeuta Claudia Soriano Segoviano
Email: claudiasoriano@hotma
La sombra
“Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma”.
Carl Gustav Jung
¿Qué es lo que más detestas de ti? Los aspectos de nosotros mismos que no soportamos, aquellos de los que nos avergonzamos, los que nos duelen y que hacemos enormes esfuerzos por ocultar, son exactamente la clave para movilizarnos a buscar el sentirnos satisfechos y plenos.
Durante la infancia, mientras crecemos, vamos conformándonos para ser queridos y aceptados, y entonces vamos escogiendo las partes que vamos a mostrar de acuerdo a un ideal que se tiene de nosotros; y todo aquello que no entra en esa imagen ideal lo negamos, lo escondemos y lo rechazamos. Evidentemente, esto crea una gran lucha interior que vamos sosteniendo, y que conlleva una enorme pérdida de energía.
En muchos momentos de nuestra vida hemos luchado con nuestros demonios internos. Una lucha entre lo que deseamos ser y la consecuente negación de esas partes de nuestra personalidad que negamos y enviamos al inconsciente, sin que al hacerlo logremos liberarnos de ellas. Esas partes sobreviven en nuestro interior y afloran en ocasiones en forma de comportamientos incontrolados o reacciones desmedidas. Esto nos sorprende a nosotros y a los demás pues son aspectos desconocidos que se hallan anclados en el fondo del subconsciente.
Crecemos con una dualidad en la que nos habitan aspectos luminosos y aspectos oscuros, y fue Carl Gustav Jung, médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo, quien denominó como “la sombra” a ese lado oscuro del psiquismo reprimido por la persona y al que generalmente le asignamos una cualidad negativa. Tenemos miedo de explorar lo que se oculta en la sombra, y mientras más buscamos la luz, más pesada se hace la oscuridad.
Sin embargo, eso que tememos, que nos avergüenza y que rechazamos, eso que también somos, nos conforma, y negarlo es negarnos a nosotros mismos. Cuando aceptamos esas partes que nos hacen intrínsecamente humanos, que son comunes a todos, entramos en un proceso de despolarización y armonía y vamos sanando esa división interna.
Jung hacía la pregunta: “¿qué deseas ser: completo o bueno?”, y afirmó que el psiquismo de las personas está compuesto de luz y oscuridad, defendiendo la integración de las polaridades como camino para hallar la paz interior.
Es interesante observar cuánto nos esforzamos en negar ciertos aspectos nuestros que han sido catalogados como “malos”, en la búsqueda de ser “buenos”.
La negación sostenida de la sombra puede acarrearnos dificultades de tipo psicológico y social, como enfermedades psicosomáticas y conductas adictivas, entre otras. En el proceso de realización personal es muy importante el reconocimiento y aceptación de la sombra como parte integrante del ser humano.
Cuando nos atrevemos a mirar algún aspecto que hemos negado, realmente nos sorprendemos de ver la enorme fuerza que tiene algo que hemos rechazado durante toda nuestra vida y que ha luchado por emerger a la luz para ser visto y aceptado. Lo maravilloso de esto es que cuando lo observamos, lo reconocemos y lo aceptamos se integra a nosotros de una manera natural. Y resulta sorprendente las posibilidades que brotan de ese proceso de unificación. La cantidad de energía invertida en reprimir la sombra irrumpe y se expande, posibilitando una vida más plena.
Cuando reconocemos y observamos nuestra sombra, la ansiedad y el miedo del ocultamiento son reemplazados por la serenidad y la confianza de ser nosotros mismos, íntegros y plenos.
El trabajo con la sombra es interminable. Sin embargo, una vez que se ha integrado parte de ella, accedemos a un nuevo nivel de conciencia. Es un hermoso viaje hacia una vida de mayor plenitud.
