Rehidratación de cadáveres: avance en identificación de desaparecidos

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Foto: El confidencial

Rehidratación de cadáveres: avance en identificación forense de desaparecidos

Por Ana Flores

Alejandro Hernández Cárdenas Rodríguez, perito médico en estomatología legal y forense de Ciudad Juárez, Chihuahua, obtuvo la patente de su fórmula “Rehidratación de tejidos blandos de cadáveres momificados y reversión de putrefacción”, otorgada por el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI).

Después de 13 años, recibió el certificado como creador del patrón que “revive” la identidad de los cadáveres irreconocibles. Este es el único método en el mundo que logra dicho resultado.

La rehidratación de cadáveres ha marcado una pauta en la ciencia forense, ya que es un gran avance para la identificación de occisos.

El trabajo del experto forense ha sido motivado por la frase: “Los muertos no pueden exigir justicia; es un deber de los vivos hacerlo por ellos”. Con relación a lo anterior, agregó: “Uno exige presentando su trabajo (como perito forense) bien hecho”.

Su fórmula rehidrata y conserva tejidos blandos de cadáveres que se encuentran en condiciones irreconocibles: cuerpos desmembrados, descompuestos, rostros desfigurados y huellas dactilares desvanecidas. El cuerpo recupera su apariencia, lo que facilita la identificación del individuo. Además, ayuda a esclarecer las causas de su muerte.

La fórmula es una solución que faculta a piel y tejidos blandos la absorción de agua, logrando la pérdida del aspecto negro y rígido que presenta el cadáver, lo que le devuelve una apariencia aproximada a la natural. Esto permite el reconocimiento de características específicas: lunares, tatuajes, cicatrices recientes o antiguas por traumatismos o cirugías; al igual que cualidades faciales: forma de ojos, cabeza, nariz, boca, labios, orejas, tono de piel y posible causa de deceso.

¿Cómo surgió este hallazgo? En 2003, a raíz del recrudecimiento de la violencia, Hernández Cárdenas notó que llegaban numerosos cadáveres momificados a la Fiscalía General del Estado, en Ciudad Juárez, los cuales, por su condición, dificultaban la identificación y terminaron en fosas comunes.

Le tocó trabajar con muchos de estos cuerpos. Varios de ellos eran de niñas y mujeres jóvenes, víctimas de la ola de feminicidios en Ciudad Juárez. Esto lo motivó a iniciar una investigación sobre un proceso de reconocimiento para cuerpos en tal estado de putrefacción.

Investigó y encontró fórmulas que no se conocían, estaban publicadas en libros y revistas científicas, pero sus descubridores no obtuvieron los resultados deseados. Por ello, efectuó combinaciones entre algunas de aquellas sustancias y realizó pruebas en dedos humanos, hasta que notó que uno de ellos estaba en perfectas condiciones, así que continuó las pruebas con una mano, un brazo, una oreja y la piel desprendida que se encontró de un cuerpo.

En una ocasión le pidieron que utilizara este método en el rostro, cabeza y manos de un individuo, y él propuso hacer la prueba en cuerpo completo.

En 2014, una plataforma multimedia interrogó a Hernández Cárdenas sobre la composición de su fórmula. Al respecto, él respondió:

 

Son productos químicos muy comunes, realmente no entiendo por qué nadie más lo ha hecho, lo que ha sucedido es que no tienen el interés y no les ha impactado como a mí, el ver los cuerpos de esas jóvenes y de hombres que iban a dar a una fosa común porque no había manera de identificarlos. Es algo muy simple, muy sencillo, el elemento principal es el agua.

El día que sepan cómo es van a decir: pues eso hasta yo lo pude haber hecho, y sí, es cierto, cualquiera lo haría.

Hernández explicó brevemente el proceso: se debe llenar un ataúd de plástico, al cual han nombrado jacuzzi, con aproximadamente 200-250 litros de agua tributilada, durante los primeros dos días cada 8-12 horas se cambia la posición del cuerpo y debe estar en constante revisión, ya que si se deja más tiempo, el cuerpo puede sufrir alteraciones como hinchamiento.

Al cabo de unos días, los dedos deben estar flexibles y suaves para  lograr una buena impresión de sus huellas dactilares, siendo posible su identificación. Los tejidos faciales son los que reaccionan primero, y las manos son las que tardan más, posiblemente por el tejido queratinizado.

También, comentó que las funerarias pueden vestir, maquillar, peinar y arreglar a los muertos, así sus familiares pueden velarlos a caja abierta.

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