Juan José Arreola, a 98 años de su nacimiento
Por Matías Ortega Kurlat
Hace ya cerca de cien años llegó al mundo Juan José Arreola, el ilustre jalisciense nacido en Zapotlán el Grande, hoy Ciudad Guzmán, un 21 de septiembre de 1918. Este mexicano excepcional fue actor, ciclista y jugador de ajedrez, pero destacó sobre todo en las letras, a pesar de que nunca terminó la primaria, por vivir su infancia en medio del “caos provinciano de la Revolución Cristera”.
Este interesante personaje desarrolló su cultura literaria y su estilo mientras trabajaba en toda clase de oficios y empleos distintos: desde vender tepache o zapatos, hasta recitar cuentos en espacios públicos. También como panadero, comediante y periodista, o incluso como profesor y traductor de francés, idioma que aprendió, según decía, con sólo ver películas.
Se considera a este escritor autodidacta como uno de los más importantes impulsores del cuento fantástico en el México contemporáneo, así como uno de los grandes y más afortunados exponentes de la minificción latinoamericana, gracias a su característica brevedad e ironía.
Recibió múltiples galardones por su trabajo como escritor, como el Premio Nacional de Ciencias y Artes (en Lingüística y Literatura), pero también por su trabajo como periodista e incluso en la televisión. Vivió y escribió en el mismo México de otros grandes autores mexicanos, como Rosario Castellanos y Juan Rulfo, de quien fue muy amigo.
Este fantástico autor merece ser más leído por México y el mundo. Un excelente lugar para empezar a conocerlo es su Confabulario (1952), y sobre todo las páginas iniciales que titula “De memoria y olvido”, en las que habla de su vida y cierra diciendo:
Una última confesión melancólica. No he tenido tiempo de ejercer la literatura. Pero he dedicado todas las horas posibles para amarla. Amo el lenguaje por sobre todas las cosas y venero a los que mediante la palabra han manifestado el espíritu.
Juan José Arreola falleció el 3 de diciembre de 2001, a la edad de 83 años, víctima de un paro respiratorio y después de tres años de padecer hidrocefalia.
