Una victoria en el país de las causas perdidas

  • 0

J. Jesús Esquivel

Corresponsal de la revista Proceso en Washington

@JJesusEsquivel

Una victoria en el país de las causas perdidas

 

Washington – La renuncia (despido) de Luis Videgaray como secretario de Hacienda tiene que ser entendida desde el punto de vista de la corresponsabilidad que tuvo la prensa.

El caso de Videgaray es uno de los pocos, pero uno de los más importantes, que se pueden achacar a los medios de comunicación.

La decisión de Enrique Peña Nieto de pedirle la renuncia fue el resultado de la indignación nacional por la estupidez de Videgaray de orquestar y llevar a cabo la invitación a Donald Trump, para reunirse en Los Pinos con el presidente.

La permanencia de Videgaray en el gabinete presidencial era insostenible. Todos los mexicanos dentro y fuera del país no podían entender la gigantesca aberración e ignorancia política de invitar a Trump. En este sentido, debo reconocer que hasta los aplaudidores oficiales se sintieron ofendidos, y con sus plumas contribuyeron a presionar a Peña Nieto para que decapitara a Videgaray, considerado como el verdadero poder en Los Pinos.

Las fuentes que hablaron con reporteros, columnistas, articulistas y directores de periódicos, denunciaron a Videgaray como responsable del fiasco en Los Pinos con el candidato presidencial.

El control e influencia que ejerce la presidencia de México y la Secretaría de Gobernación sobre algunos medios de circulación nacional del país no lograron detener la fuga de la información.

La vergüenza, la rabia y la impotencia ante la gran burla de Trump, en casa, sobre los mexicanos, pudo más que los controles gubernamentales y por primera vez, casi al unísono, los medios de comunicación cumplieron con su papel: informar y denunciar.

Peña Nieto, ante el tamaño del error, no tuvo alternativa; corrió al otrora todo poderoso Secretario de Hacienda.

La denuncia en los medios de comunicación fue masiva, aunque también el control de daños en varios diarios nacionales que reportaron que Videgaray renunció, no que lo despidieron. El matiz puede ser distinto, la esencia es lo que cuenta en este caso. Hubo rendición de cuentas, algo que es casi imposible en México.

Cuando el nombre de Videgaray salió a la luz como el responsable de la invitación a Trump, las redes sociales fueron una fuente de presión adicional sobre Los Pinos para que, ante la estupidez, rodaran cabezas. Se logró el objetivo, algo es algo, dice el dicho.

“Aunque me corten el cuello, pero esto que hicieron no tiene nombre”, me dijo la fuente del gobierno mexicano que me llamó por teléfono para contarme la cronología de la invitación a Trump.

Junto a mi colega Jenaro Villamil, di cuenta en la edición número 279 de Proceso de cómo se tejió la ignominiosa visita, por iniciativa, manipulación y orden de Videgaray.

Son muchas las versiones que han surgido del porqué y el cómo, de las razones del error de invitar a Trump. La congruencia en los medios de comunicación fue la de acusar y denunciar al responsable: Videgaray.

Claro está que Peña Nieto, al anunciar el relevo en la Secretaría de Hacienda y los demás cambios que en consecuencia hizo en su gabinete, tenía que haber dado una conferencia de prensa y responder con claridad a todas las preguntas que se le formularan sobre la visita de Trump, el candidato presidencial republicano.

Sueño guajiro, lo sé. El daño a su reputación y el desprestigio nacional e internacional de su gobierno hubiese sido menor, si Peña Nieto en una verdadera conferencia de prensa aceptara los errores y corrigiera en consecuencia.

El despido de Videgaray es una victoria de nosotros los mexicanos. Sé que el llamado nacional y general es que Peña Nieto renuncie. No lo hará. Está claro que ni con errores como la visita de Trump, o escándalos de corrupción como el de la Casa Blanca de “La Gaviota”, Peña Nieto no dejará Los Pinos que Videgaray le ayudó a ganar.

En un país corrupto, de impunidad y violaciones a los derechos humanos, en el país de las causas perdidas, el despido de un Secretario de Estado y de la talla de Videgaray tiene que ser visto como una gran victoria.

No reconocer que la prensa jugó un papel fundamental para que esto ocurriera, considero que sería otro grave error. ¡Si hasta los aduladores oficiales están de acuerdo con esto!

 

 

 

 

 

 

 

Atrás Telesur - Noticiero Edición Central - En Rompeviento TV - 13/09/16
Siguiente Zona de Impacto - La trayectoria de José Antonio Meade - Empresas y NAICM - Fosas en Veracruz - 13/09/2016
Entradas Relacionadas

Escribir comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *